Wagner “es una especie de pequeño ejército”, cuyos objetivos pueden variar en función de la situación en el terreno, explica el exmilitar. (FOTO: EAST2WEST NEWS).
Wagner “es una especie de pequeño ejército”, cuyos objetivos pueden variar en función de la situación en el terreno, explica el exmilitar. (FOTO: EAST2WEST NEWS).

debería poner fin a sus intervenciones en el extranjero y concentrarse en sus problemas internos, estima Marat Gabidullin, antiguo miembro de la sociedad militar privada rusa Wagner.

Este exmilitar ruso de 55 años es el primer miembro del controvertido grupo paramilitar en hablar públicamente y a cara descubierta.

En un libro publicado el jueves en Francia (“Moi, Marat, ex-commandant de l’armée Wagner”, “Yo, Marat, excomandante del ejército Wagner”), describe el día a día de los combatientes de esta estructura secreta y con la que las autoridades rusas afirman no tener vínculos.

Wagner “es una especie de pequeño ejército”, cuyos objetivos pueden variar en función de la situación en el terreno, explica el exmilitar.

En sus filas se entremezclan mercenarios que “quieren codearse con la guerra” y exconvictos a quienes se les cerraron las puertas del ejército y que se ven atraídos por mayores salarios (de US$ 1,550 a US$ 2,300).

Gabidullin se unió a Wagner en el 2015 siguiendo el consejo de un conocido tras una década en el ejército ruso y una condena de tres años en una colonia penitenciaria por matar al líder de una banda en “un ajuste de cuentas”.

Su primera misión fue junto a combatientes prorrusos en el este de Ucrania a mediados del 2015. A continuación, apoyó en Siria a las fuerzas del régimen de Bashar al Asad, hasta el 2019.

La AFP no pudo confirmarlo de manera independiente.

Aunque no hace ningún mea culpa, confiesa que se marchó “decepcionado” de Ucrania, de la región separatista prorrusa de Lugansk, ante “el engaño de la noble causa que hablaba de defender los intereses de Rusia”.

Respecto a Siria, donde una granada lo habría herido de gravedad en Palmira, “la intervención rusa no ayudó” a un pueblo sirio con hambre y frío, estima.

“Deberíamos ocuparnos de los problemas internos de Rusia y resolverlos de tal manera que la gente empiece a respetarnos y admirarnos. Entonces, Ucrania se habría acercado a nosotros y no nos habría repelido”, opina.

Sospechosos de cometer atrocidades en Malí, Libia o Siria, los paramilitares de Wagner también operan en Ucrania, según el ministerio británico de Defensa.

Aunque Moscú niega cualquier vínculo con esta sociedad privada, para Gabidullin, su uso por parte de Rusia es irrefutable, visto por ejemplo el tipo de armas utilizadas.

El exmercenario asegura no haber sido testigo de crímenes de guerra en el terreno, pero asegura, sin dar detalles, que los mercenarios pudieron ser usados en “algunos casos de una manera que contradice las normas y valores morales”.

Gabidullin espera regresar algún día a Rusia, su “patria”, pero reconoce que es prematuro por una ley reciente para castigar las “informaciones falsas” sobre la acción de Moscú en el extranjero.