Casi 160,000 casos confirmados del nuevo coronavirus en el estado de Nueva York, más que en cualquier país del mundo, y cerca de 8,000 muertos: ¿por qué este estado de 19 millones de habitantes ha sido tan afectado por la pandemia? ¿La subestimó y tardó en tomar medidas radicales?
Estas son las respuestas a algunas preguntas, 40 días después de la aparición del primer caso en la mayor ciudad de Estados Unidos.
¿Era Nueva York más vulnerable?
El gobernador Andrew Cuomo lo repitió muchas veces. La ciudad de Nueva York, con una población de 8.6 millones de personas, es una megalópolis de una alta densidad poblacional, con más de 10,000 habitantes por km2. Un terreno propicio a la propagación de enfermedades infecciosas. Además, millones utilizan a diario el transporte público.
Es también uno de los primeros destinos turísticos mundiales: recibe cada año más de 60 millones de turistas.
Según expertos en genética estadounidenses, el virus llegó desde Europa a Nueva York en febrero.
Un estudio publicado en marzo por el blog educativo Clever clasificó a Nueva York como la ciudad "más vulnerable" a la epidemia en el país, por delante de San Francisco, Washington, Detroit y Miami.
La metrópolis se caracteriza por fuertes desigualdades socioeconómicas y una sobrepoblación en algunos barrios populares de Queens o el Bronx, donde muchos neoyorquinos sufren problemas de salud y no tienen acceso a atención médica.
Estos barrios -donde viven millones de hispanos- son los más afectados por el coronavirus. La tasa de infección en el Bronx, por ejemplo, duplica la de Manhattan (1,273 casos por 100,000 habitantes, contra 611 en Manhattan).
"Con la densidad, la sobrepoblación, la pobreza, Nueva York cumplía con todos los prerrequisitos para sostener la hipótesis de que sería golpeado con mucha dureza", subrayó Irwin Redlener, profesor de salud pública en la Universidad de Columbia.
¿Subestimaron el riesgo las autoridades?
El 2 de marzo se confirmó el primer caso en Nueva York y al día siguiente, cuando se detectaba otro en New Rochelle, en los suburbios, el gobernador Cuomo afirmó que la ciudad tiene “el mejor sistema de salud del planeta”. “No pensamos que la situación aquí pueda ser tan mala como en otros países”, dijo entonces.
Tras muchas dudas, el alcalde Bill de Blasio anunció el cierre de las escuelas públicas, bares y restaurantes el 16 de marzo. El gobernador decretó el confinamiento y el cierre de todas las actividades no esenciales una semana después, el 22 de marzo.
¿Tardaron demasiado? Los expertos dudan a la hora de criticar.
"El alcalde y el gobernador estaban sometidos a presiones contrarias", dijo Irwin. "Algunos presionaban para cerrar rápidamente las escuelas", "otros subrayaban las consecuencias económicas y sociales" de la decisión, añadió. "Los mensajes eran confusos".
¿Reaccionaron mejor otros estados?
California, el estado más poblado del país, es citado muchas veces como ejemplo por la rapidez de reacción a la epidemia. El viernes registraba 20,200 casos, y 50 muertos.
"Lo que es notable, es que seis condados de la región de San Francisco se unieron el 16 de marzo para decretar una orden de confinamiento", a lo cual siguió una orden de aislamiento de todo el estado el 19 de marzo, subraya Meghan McGinty, experta en prevención de catástrofes de la Universidad Johns Hopkins.
"Hubo una verdadera coherencia", mientras en la región neoyorquina cada condado tomaba sus decisiones sin coordinar, dijo.
Pasaron seis días entre el cierre de escuelas y la orden de aislamiento en Nueva York, recordó. “En términos de epidemia seis días son años luz. A posteriori podemos decir que Nueva York esperó demasiado”.
¿De quién es la culpa?
El alcalde y el gobernador de Nueva York deploran desde hace semanas el retraso inicial del gobierno de Donald Trump para enviar test a los estados, aún insuficientes para conocer la verdadera amplitud de la pandemia.
Cuando las muertes por el coronavirus superan ampliamente las de los atentados del 11 de septiembre del 2001, que dejaron 2,753 muertes en Nueva York, el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy, también muy afectado, pidió que una comisión como la creada tras el 11 de septiembre analice los errores cometidos.
"Había señales de alerta, ¿qué sucedió?", dijo el viernes Cuomo. "Sin respuesta, ¿cómo podemos asegurarnos de que no se repetirá?".
A raíz del enorme número de personas afectadas y los millones sin empleo “tenemos la obligación moral” de analizar qué sucedió, dijo Meghan McGinty.