La situación económica mundial está agravando la crisis de desarrollo en los países pobres, que sufren los “efectos aplastantes” del aumento de la deuda, de las subidas de los tipos de interés, del aumento del precio de los alimentos y de una liquidez insuficiente, dijo hoy el organismo de análisis económico de la ONU.
La Agencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) sostuvo hoy que ha rebajado todavía más su pronóstico de crecimiento para la economía global en 2023, que ahora sitúa en un 2.1%, muy por debajo del 2.8% que estima el Fondo Monetario Internacional y de sus propios pronósticos de hace seis meses (2.2%).
Esa previsión reducida, además, dependerá de que se frene el aumento de las tasas de intereses.
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De manera muy concreta, el estudio de la UNCTAD exhibe el impacto de medidas como las subidas sucesivas de los tipos de interés por parte de los principales bancos centrales del mundo -tras varios años de tipos negativos, lo que abarató considerablemente el costo del acceso al dinero-, como medida para frenar el fuerte aumento de la inflación.
Según el organismo, esas subidas costarán a los países en desarrollo US$ 800,000 millones en ingresos no percibidos en los próximos años.
Asimismo, se señala que 81 países en desarrolla (excluida China) perdieron US$ 241,000 millones en reservas internacionales el año pasado, lo que significa una reducción del 7%; y una veintena de países experimentaron un disminución de más del 10% de sus reservas.
Por otra parte, los costos de endeudamiento (medidos a través de los rendimientos de los bonos soberanos), aumentaron del 5.3% al 8.5% para 68 mercados emergentes.
Esto llevará, según las previsiones, a que los acreedores externos aumenten la presión sobre los países en desarrollo para que reduzcan sus déficit fiscales.
Todo esto redundará negativamente en los niveles de endeudamiento “y el resultado será una crisis de desarrollo y mayores desigualdades”.
Una consecuencia directa -según la UNCTAD- es que 39 países pagarán a sus acreedores públicos externos más dinero de lo que han recibido en nuevos préstamos, lo que tendrá un impacto adverso en las inversiones públicas y la protección social.
Otro dato de interés es que en la última década los países que gastan más en el pago de la deuda pública externa que en atención sanitaria han pasado de 34 a 62.
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En conclusión, el organismo de la ONU sostiene que incluso si la condiciones financieras se estabilizan, un ritmo lento de crecimiento económico sumado al final de la era del dinero barato empeorará el problema del sobreendeudamiento.
Para hacer frente a esta problemática, que afecta a los países más vulnerables, la UNCTAD insta a que se establezca un mecanismo multilateral de renegociación de la deuda, un registro de datos validados de transacciones de deuda tanto de prestamistas como de prestatarios y análisis mejorados de sostenibilidad de la deuda.
Estos son temas que pide al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial abordar en sus próximas reuniones.
Fuente: EFE