La desigualdad social y un modelo económico basado en la explotación de las personas y el medio ambiente están en la raíz de la violencia que azota Latinoamérica y, por lo tanto, tienen que ser también el punto de partida en la lucha contra ella, según expertos reunidos este martes en Casa de América en Madrid.
Las estrategias policiales también forman parte del paquete de medidas con las que abordar este problema complejo, según defendió en su conferencia el criminólogo peruano Nicolás Zevallos, pero fracasarán si no van acompañadas de otras, como “la lucha contra la economía informal o el consumo de droga”, tal como añadió en una entrevista con EFE.
La socióloga colombiana Paula Jimena Náñez incidió en que “el conflicto armado ha sido funcional para un modelo de desarrollo que necesita controlar territorios y personas”.
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Especialista en Colombia, Náñez pone como ejemplo este país que, “tras los acuerdos de paz vio cómo la violencia se reconfiguraba con otros actores que tomaron su lugar y utilizaban las mismas armas para defender rutas de narcotráfico, tráfico de personas o minería ilegal, entre otros negocios”, añade.
La violencia es la herramienta con la que se defienden intereses económicos y quienes la sufren son “comunidades de campesinos, indígenas y afrodescendientes” especialmente vulnerables, porque “la desigualdad es el principal problema de Latinoamérica”
El ciudadano sufre la violencia cada vez más cerca
“La violencia es estructural -reconoce Zevallos-, pero los métodos que utiliza el crimen organizado cambian”.
“Ya no hay grandes estructuras criminales con control vertical, como en la época de los carteles colombianos, sino pequeñas bandas que se asocian entre ellas y funcionan en red”, aclara.
“Al ser bandas locales, el ciudadano las tiene cerca y sufre con más fuerza su extrema violencia”, agrega.
La violencia contra las mujeres se recrudece
También la violencia contra las mujeres, otro de los colectivos vulnerables con los que se ceban las organizaciones criminales, “se ha recrudecido”, según la analista criminal mexicana Sandra Gallegos.
“El fenómeno es muy complejo -advierte-, pero una de las causas del recrudecimiento de la semántica de la violencia contra las mujeres es la crisis de seguridad general, que tiene una matriz histórica y que ahora ha entrado en una nueva fase de expoliación territorial”.
Ante un panorama en el que la inseguridad va en aumento, los expertos reunidos este martes en la jornada “Territorios de Violencia. El Crimen en América” coinciden en que el camino a tomar es el de la lucha contra la desigualdad y en favor del Estado de derecho.
El modelo de Bukele no es exportable
Gallegos defiende la importancia de tomar medidas contra la falta de acceso a la justicia de las mujeres que son víctimas de violencia de género, tal como se empezó a hacer en su México natal tras la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre los feminicidios de Ciudad Juárez.
Por su parte, Náñez cree decisivo contar con leyes que defiendan a los más vulnerables y al medio ambiente, y considera un avance que 25 países hayan firmado el Acuerdo de Escazú.
Zevallos también aboga por soluciones globales, que tengan en cuenta que la fuente de ingresos del crimen organizado está muy a menudo fuera del continente americano.
“La visión militarista no es la solución”, añade Náñez, que lamenta la buena prensa que tiene el modelo aplicado por el presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
“Las medidas policiales no solucionan por sí solas el problema, lo desplazan, como ocurrió en Colombia, donde la presión contra el narcotráfico trasladó parte de la criminalidad a Ecuador”, argumenta.
“Hay que reconocer que Bukee logró reducir los índices de criminalidad, pero su modelo no es exportable porque lo hizo gracias a un control del territorio que en países más grandes es imposible”, subraya Zevallos.
A pesar de estas reticencias, el criminólogo peruano reconoce que “el problema va a recrudecerse en los próximos años” y la receta que ofrece Bukele “es la que más se va a intentar aplicar porque se percibe como un modelo de éxito”,
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