La izquierda francesa detalló este viernes que, si gana las elecciones legislativas de los próximos 30 de junio y 7 de julio y puede formar gobierno, aumentará masivamente los impuestos a los ricos, con 100,000 millones de euros más a partir del año próximo para cubrir totalmente el aumento del gasto que prevé su programa.
En la presentación este viernes de las grandes cifras de ese programa con el que los cuatro partidos del denominado Nuevo Frente Popular se presentan a los comicios, sus responsables lo describieron como “una ruptura tranquila”.
El senador socialista Alexandre Ouizille señaló en conferencia de prensa que su idea es que “El Estado no sea un mero espectador, sino que se convierta en el actor que organiza la redistribución social y la planificación ecológica” para “apagar el fuego social” provocado por los siete años que lleva Emmanuel Macron como presidente francés.
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Eso se hará en primer lugar con un aumento del salario mínimo del 14%, de los actuales casi 1,400 euros mensuales netos a 1,600 euros, un alza del 10% de la remuneración de base de los funcionarios y la indexación del resto de los salarios con la inflación.
La gratuidad de la educación pública se ampliará al comedor y al transporte escolar, así como a las actividades extraescolares, y además la izquierda tiene intención de contratar a miles de profesores para reducir el número de alumnos por clase.
Otras de las grandes prioridades serán acelerar la renovación térmica de los edificios, reforzar el sector de las energías renovables y ofrecer un subsidio para garantizar la emancipación de los jóvenes y que no caigan en la pobreza.
100,000 millones de gastos más, cubiertos por impuestos
En total, el gasto público en lo que queda de 2023 se incrementaría en 25,000 millones de euros, y en 100,000 millones en 2025, que podrían ser 150,000 millones anuales en el horizonte de 2027.
“Vamos a poner ingresos frente a esos gastos, de forma que no aumentaremos el déficit”, subrayó Ouizille, que añadió que incluso han sido conservadores en sus cálculos porque no han querido tener en cuenta la recaudación adicional que se obtendrá por la aceleración del crecimiento económico por la estimulación del consumo que creen que generarán las subidas de sueldos.
Por el lado de los nuevos impuestos, la coalición, que reúne a La Francia Insumisa (LFI), el Partido Socialista (PS), los Ecologistas y el Partido Comunista Francés (PCF), aseguró que permitirán “compartir las riquezas” y no afectarán al 92% de la población.
El diputado de LFI Éric Cocquerel, que ha sido presidente de la comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, explicó que se dará marcha atrás a “los regalos fiscales a los más ricos” que concedió Macron, empezando por la llamada ‘flat tax’ o tipo único del 30% a los ingresos de capital.
El Frente Popular no solo pretende restablecer el Impuesto sobre la Fortuna (ISF) que eliminó el actual presidente cuando llegó al Elíseo hace siete años, sino que habrá menos exenciones que en el pasado y tendrá una nueva dimensión medioambiental. Debería permitir recaudar 15,000 millones de euros al año.
Gravamen a los ‘súperbeneficios’
Se gravarán los “súperbeneficios” de las empresas y se establecerán 14 tramos en el impuesto sobre la renta para que haya más progresividad. Tendrán que pagar más los que ganan más de 4,000 euros al mes.
También con la voluntad de mayor progresividad fiscal, un “impuesto de sucesiones doradas” contempla que la herencia máxima que se podrá transmitir será de 12 millones de euros, lo que debería permitir a las arcas públicas ingresar 17,000 millones de euros adicionales.
Si el Frente Popular gana las elecciones, en las primeras semanas anularía la reforma de las pensiones de Macron, que retrasa progresivamente la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.
Aunque el programa electoral incluye como “objetivo” rebajar esa edad a los 60 años en el horizonte de 2027, Ouizille insistió en que todo eso habría que negociarlo con los interlocutores sociales, en las que habría que discutir otros parámetros como el nivel de pensión o los años de cotización.
Después de que la Comisión Europea abriera el miércoles a Francia, como a otros países, un procedimiento por déficit excesivo, el senador socialista se esforzó en repetir que, si gobernaran, no aumentarían el agujero de las finanzas públicas.
Y también dio a entender que aunque la izquierda no comparte las reglas del Pacto de Estabilidad, en particular sobre el límite de déficit del 3% del PBI, su renegociación no es una prioridad.