China se adelantó a una inminente guerra comercial con Estados Unidos al mostrar una nueva gama de herramientas que está dispuesta a utilizar si Donald Trump cumple su amenaza de imponer aranceles a la segunda mayor economía del mundo.
Las restricciones impuestas este mes por la administración Biden al acceso de China a componentes vitales para los chips de inteligencia artificial provocaron que Pekín ofreciera al mundo un anticipo de sus objetivos en una segunda guerra comercial.
Días después de las restricciones, el presidente Xi Jinping abrió una investigación sobre Nvidia Corp. y prohibió la exportación de varios materiales raros con aplicaciones militares. Pekín también limitó las ventas a Estados Unidos y Europa de componentes clave utilizados para construir aviones no tripulados.
La respuesta de Pekín tomó una página del libro de jugadas estadounidense y europeo, ampliando su régimen de control de las exportaciones para incluir la prohibición de vender algunos bienes a Estados Unidos aplicándola a empresas, tanto dentro como fuera de China.
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Las represalias parecían calibradas para amenazar a Estados Unidos sin hacer tambalear la frágil relación bilateral, ni provocar un impacto en la propia economía china. La mayoría de las medidas parecían simbólicas: las exportaciones de los metales afectados a Estados Unidos se redujeron ampliamente este año tras las restricciones anteriores, mientras que las empresas chinas ya se están moviendo para abastecerse de chips nacionales.
“Básicamente, el gobierno chino está creando monedas de negociación con Estados Unidos, especialmente con la investigación antimonopolio de Nvidia”, dijo Christopher Beddor, subdirector de investigación sobre China de Gavekal Dragonomics en Hong Kong. “No significa que vayan a utilizar esas fichas todavía, pero se están preparando para las negociaciones”.
Con la vista puesta en el crecimiento, el Politburó chino, encargado de la toma de decisiones, conjugó los disparos de advertencia con promesas de un apoyo económico más audaz en 2025, suavizando la postura de su política monetaria en un cambio poco habitual. Aunque esas promesas no contenían muchos detalles, podrían obtenerse más pistas en una cumbre económica anual que comenzará el miércoles en Pekín.
De cara al próximo año, los responsables políticos también están considerando permitir que el yuan se deprecie, posiblemente hasta alrededor del nivel de 7.5 por dólar, para amortiguar el impacto de los aranceles abaratando las exportaciones chinas, según informó Reuters el miércoles.
La presión sobre la divisa china ya se ha intensificado desde la reelección de Trump, y algunos inversionistas han especulado que Pekín podría abandonar su actual política de mantener un tipo de cambio estable y permitir que se debilite para ayudar a la economía a capear cualquier tensión comercial.
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