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La pelea entre el presidente y su vice crecía el jueves en Argentina, en medio de una crisis política disparada por la renuncia de varios ministros del “ala dura” del Gobierno de centroizquierda tras la paliza que recibió en las primarias del domingo pasado.
En medio de la incertidumbre, el presidente Alberto Fernández demoraba los anuncios sobre el futuro de su Gabinete, luego de la dimisión del miércoles del ministro de Interior, Eduardo de Pedro, y otros importantes funcionarios, que puso en riesgo la coalición peronista que llevó al poder al mandatario en el 2019.
Como Fernández aún no aceptó las renuncias de sus ministros ni los confirmó en el cargo, la situación daba pie a múltiples especulaciones y se desconoce si la poderosa facción de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien responden los ministros renunciantes, seguirá o no en el Gobierno.
Por la noche del jueves hubo declaraciones cruzadas entre el presidente y su vice, dejando a la luz la brecha entre las facciones moderadas -representadas por Fernández- y las radicales -encarnadas por la vicepresidenta- dentro del “Frente de Todos”.
“Con presiones, no me van a obligar” a modificar el rumbo de su gestión, dijo el presidente Fernández en una entrevista con el periódico local Página 12.
Tras el fracaso electoral, el oficialismo ha comenzado a debatirse entre planes para ahondar las políticas populistas o un enfoque más moderado para atraer votantes de clase media que apoyaron a los conservadores de la oposición.
“La gestión de Gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido”, había dicho más temprano en un tuit Fernández, cuyas desavenencias con Fernández de Kirchner parecen haber aumentado tras la estrepitosa derrota electoral.
El opositor Juntos por el Cambio aventajó al oficialismo por casi nueve puntos porcentuales en las primarias -consideradas una amplia encuesta antes de la votación legislativa de noviembre-, derrotándolo incluso en distritos históricamente favorables al peronismo, lo que puede hacerle perder su mayoría en el Congreso.
Por la noche del jueves, la vicepresidenta Fernández de Kirchner publicó una áspera carta en la que criticó a algunos funcionarios y pidió al mandatario ajustes en la política económica.
“Necesitamos gente en los sillones que ocupen de ministro, ministra, de legislador o legisladora sean para defender definitivamente los intereses del pueblo”, señaló Fernández de Kirchner -que fue presidenta del país entre el 2007 y 2015- en su misiva.
La vicepresidenta acusó al mandatario de desarrollar “una política de ajuste fiscal equivocada” en medio del agravamiento de la crisis económica que produjo el coronavirus, y le pidió “que honre la voluntad del pueblo argentino”.
La incertidumbre política asustó a los inversores, lo que se reflejó en los mercados, con la debilidad del peso mayorista -bajo estrictos controles oficiales-, pérdida de valor bursátil y debilidad en los bonos soberanos.
En el centro de Buenos Aires, manifestantes tanto a favor como en contra del Gobierno marcharon el jueves por las calles, aunque no ha habido enfrentamientos.
“Todo este circo que armaron genera incertidumbre política, económica, social, aumento del riesgo país, aumento del dólar. Espanta a cualquier inversión”, manifestó Ramiro Marra, director de Grupo Bull Market.
“La elección (primaria) del domingo pasado dejó al GPS del Gobierno recalculando. El problema es que este GPS indica donde estamos, pero no hacia dónde vamos. El Gobierno lee que el pueblo le dio la espalda, pero no sabe aún por qué”, dijo Alejandro Itkin, analista político internacional.