El encuentro ministerial celebrado este jueves por la Organización Mundial del Comercio (OMS) para acercar posturas en torno a un acuerdo global que limite los subsidios pesqueros se cerró sin grandes cambios de posición, aunque con optimismo de la OMC, que cree posible cerrar en diciembre dos décadas de debate.
“Hoy buscábamos apoyo político con el que poder avanzar, y por primera vez en 20 años se ha acordado y bendecido un texto” sobre el que continuar las negociaciones, comentó la directora general da la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, tras casi 12 horas de conversaciones.
En ellas, 104 representantes de 128 países (la Unión Europea acudió como bloque) expresaron mayoritariamente su deseo de conseguir un acuerdo antes de la próxima reunión ministerial de la OMC (del 30 de noviembre al 3 de diciembre), con el que se ponga fin a estas largas negociaciones iniciadas en el 2001.
Esperar más, letal para la vida marina
“Veinte años han sido tiempo suficiente, y si esperamos veinte más no quedarán peces”, advirtió el jefe de las negociaciones, el embajador colombiano ante la OMC, Santiago Wills, quien en junio presentó el texto que servirá a partir de ahora de base para las negociaciones.
Pese a los consensos respecto a la urgencia y el texto base, sigue habiendo divergencias.
Un punto importante de desacuerdo que aún existe gira en torno a la posibilidad de prohibir subsidios específicos como los dirigidos al gasóleo para los pesqueros, que en la UE (y en España, primera potencia pesquera de los Veintisiete) son vitales para la continuidad de muchas empresas del sector.
Otra gran causa de fricción, como hoy se puso de manifiesto en las intervenciones, es el trato diferencial entre países desarrollados y en desarrollo que propone el texto a la hora de aplicar las prohibiciones de subsidios.
El objetivo del futuro acuerdo sería acabar con los subsidios a la pesca que patrocinan la pesca ilegal y la sobrepesca, que actualmente, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), afecta a una tercera parte de los caladeros mundiales, y tres veces más que hace 50 años.
Los países en desarrollo piden que la prohibición de estos subsidios se aplique con cierta flexibilidad en su caso, especialmente en lo que respecta a la pesca artesanal y de subsistencia.
Sin embargo, los países desarrollados apuntan a que de poco ayudará la prohibición de subsidios si se aplica de esa forma flexible a potencias como China, líder mundial en capturas (seguida por Perú e Indonesia, también naciones en desarrollo).
EE.UU. y la UE recelan del trato diferenciado
“A largo plazo, las medidas deberían aplicarse a todos por igual”, afirmó al respecto, en su intervención en nombre de los Veintisiete, el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, quien aseguró que las posibles exenciones han de ser temporales y “no pueden significar un cheque en blanco”.
En similares términos se expresó la representante de Comercio de Estados Unidos, Katherine Tai, quien afirmó que “las negociaciones persiguen prohibir subsidios dañinos, no en que la OMC dé su bendición a que continúen a perpetuidad, sin tener en cuenta la sostenibilidad”.
Tai insistió en la postura estadounidense, por ahora no considerada en el texto base, de que el acuerdo incluya cláusulas que penalicen los subsidios concedidos a la pesca que utilice mano de obra forzada una práctica de la que Washington acusa a algunas empresas faeneras chinas.
“La mano de obra forzada es un grave problema en el sector pesquero, una práctica que afecta a la competitividad, injusta para el comercio e inadmisible, por lo que reconocer esto es importante para que la OMC pueda impactar en las vidas y sustentos de nuestros pescadores y trabajadores”, aseguró Tai.
El encuentro ministerial de hoy fue el mayor organizado por la OMC desde el de Buenos Aires en el 2017, aunque en esta ocasión se tuvo que realizar en formato virtual, debido a las dificultades generadas por la pandemia.
Tras décadas de paralización, similar a la que sufren otras negociaciones de la llamada Ronda de Doha iniciada en el 2001, la negociación de los subsidios pesqueros ha ganado cierto impulso a raíz de que la ONU la haya considerado estratégica para los objetivos de desarrollo global, dado su aspecto medioambiental.