La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha logrado controlar la mayor rebelión de su mandato esta semana mediante el consenso, la persuasión, el desgaste y un poco de ayuda alemana, según seis fuentes con conocimiento directo del debate.
Cuando las aguas se calmaron, solo dos de los 25 miembros del organismo, los gobernadores de los bancos centrales alemán y belga, se opusieron a la nueva orientación del banco sobre las tasas de interés futuras, que en la práctica promete un costo de financiación sin cambios o más bajo en el segundo semestre de la década.
No obstante, este resultado oculta profundas divisiones, según las fuentes consultadas.
Casi la mitad del Consejo de Gobierno expresó diversas reservas u objeciones a la propuesta original de orientación futura que hacía una referencia más contundente al rebasamiento del objetivo de inflación, dijeron varias fuentes consultadas.
Hicieron falta dos rondas de redacción durante la reunión para que la mayoría de los disidentes se alinearan con el acuerdo.
“La primera propuesta habría obtenido la mayoría, pero por poco”, dijo una de las fuentes. “Era un resultado muy lejos del consenso”.
Se trató de una situación inusual para los responsables de la política monetaria. Las propuestas del consejo del BCE rara vez se modifican durante las reuniones de política monetaria y la mayoría de las decisiones se apoyan en el consenso o en mayorías abrumadoras.
Además, la orientación había sido discutida por los dirigentes del BCE varias semanas antes, por lo que algunos cambios ya se habían realizado antes del jueves.
Un portavoz del BCE no quiso hacer comentarios.
El mayor desacuerdo entre los dirigentes del banco en la memoria reciente ocurrió en septiembre del 2019, cuando un tercio del Consejo de Gobierno se opuso a la propuesta del entonces jefe del BCE, Mario Draghi, de realizar nuevas compras de bonos, apenas unos meses antes de entregar el relevo a Lagarde.
“Esto no tiene la magnitud de septiembre de 2019, sin duda, pero es una señal de que el debate sobre las compras de bonos más adelante este año será muy, muy difícil”, dijo otra fuente.
Alemanes
Las fuentes añadieron que Lagarde se ganó a varios miembros haciendo cambios en el texto y varios elogiaron la habilidad política de Lagarde para conseguir un amplio apoyo al final.
Se eliminó la referencia a conseguir una inflación de “al menos” el 2% para aliviar la preocupación de que el BCE intentara deliberadamente sobrepasar su objetivo, algo que preocupa especialmente a los alemanes, reticentes a la inflación.
Isabel Schnabel, miembro del Consejo de Gobierno del BCE, fue una de las primeras escépticas, pero aceptó la propuesta tras la segunda ronda de redacción, declarando que podía aceptar los cambios, según tres de las fuentes.
Esto pareció convencer a varios opositores para que se unieran a la mayoría y abandonaran sus objeciones, añadieron las fuentes.
Los alemanes durante mucho tiempo han visto la política ultralaxa del BCE con profundo escepticismo y varios responsables monetarios alemanes han renunciado en protesta durante las dos décadas de historia del banco central, lo que supone un quebradero de cabeza permanente para los jefes del BCE.
De hecho, el jefe del Bundesbank, Jens Weidmann, fue uno de los dos que se resistieron el jueves, por lo que los dos alemanes votaron en sentido distinto.
Otros disidentes se convencieron cuando acordaron que la nueva orientación se referiría específicamente a las tasas de interés y no habría ninguna nueva referencia a los planes del BCE para la compra de activos, un debate que probablemente se dará en el otoño boreal.
“La credibilidad también era un problema. Si te limitas a decir que no a un borrador tras otro, la gente no te tomará en serio, así que creo que por eso algunas personas acabaron cediendo”, dijo una de las fuentes.
No obstante, las fuentes consultadas señalaron que el difícil debate del jueves presagia tensas reuniones durante el otoño, cuando los responsables de política monetaria de la eurozona tengan que decidir si reducen los estímulos de emergencia y aumentan otros planes de inyección de liquidez.
La paz también puede ser transitoria, ya que Lagarde siguió usando la frase “al menos” el 2% en su conferencia de prensa y adoptó un tono claramente más laxo que el expresado por el Consejo de Gobierno, lo que irritó a varios de sus miembros, añadieron las fuentes.
“Creo que Lagarde lo hizo bien”, dijo una cuarta fuente. “Las divisiones al final del mandato de Draghi fueron más amplias y ella las manejó mejor”.