Por Julian Lee
Los ministros de Petróleo de la OPEP+ tendrán que tomar una difícil decisión cuando se reúnan el miércoles para evaluar el progreso en los inigualables recortes de producción de la alianza, y recomendar el siguiente paso en su intento por reequilibrar el mercado petrolero y agotar el exceso de inventarios. Si se equivocan en la decisión, podrían hacer caer nuevamente los precios del petróleo.
La reunión de esta semana del panel que revisa el progreso de la OPEP+ no decidirá sobre políticas, eso debe hacerse con el acuerdo unánime de todos los ministros. Pero hará una recomendación y, bajo la copresidencia de Arabia Saudita y Rusia en la reunión, lo que sugieran probablemente se convertirá en política. Así, la reunión de mañana es importante.
El acuerdo original, logrado con dificultad en abril, generó un recorte en la producción en niveles de 9.7 millones de barriles por día para mayo y junio, seguido de un desescalamiento de los recortes de producción. En una reunión virtual el 6 de junio, los recortes más profundos fueron extendidos por un mes más, hasta fines de julio. Ahora los ministros deben decidir si recomiendan prolongarlos nuevamente o permitir que los miembros del grupo comiencen a abrir los grifos.
Por varias razones, el resultado más probable es que opten por aliviar los recortes en agosto.
Primero que todo, los pronósticos mundiales para el petróleo son más optimistas sobre la demanda que cuando el grupo se reunió por última vez a principios de junio.
La caída de la demanda en el segundo trimestre que acaba de terminar no se ve tan mal como se temía. Para todo el año, la demanda mundial de petróleo ahora se estima en casi 1 millón de barriles más por día de lo que se esperaba cuando se reunió por última vez el grupo completo de la OPEP+. Ahora que ha pasado lo peor del colapso de la demanda, tiene sentido comenzar a aliviar los recortes de producción que se establecieron para hacerle frente.
En segundo lugar, los productores ya están comenzando a implementar el desescalamiento. Con las asignaciones de cargas de agosto en curso, varios productores, incluida Rusia, ya han considerado suavizar los recortes de producción en sus planes de producción y carga. Será difícil en esta etapa tardía para ellos revertir ese proceso.
Tercero, tras haber creado un plan de producción que, en teoría, se extiende hasta finales de abril del 2022, revisarlo constantemente podría reflejar una falta de resolución por parte de los productores. Ciertamente, esta parece ser la perspectiva de Moscú, donde el ministro de Energía, Alexander Novak, dijo a principios de este mes que para crear una sensación de estabilidad, sería bueno que la OPEP+ “cambiara nuestras decisiones lo menos posible, al menos a mediano plazo, durante varios meses”.
Finalmente, los países de la OPEP+ ven que las compañías petroleras estadounidenses han reabierto algunos de los pozos que cerraron durante la primera ola de la pandemia de COVID-19. Aunque eso aún no se traduce en una recuperación de la producción en EE.UU., ha detenido la caída, según datos semanales de la Administración de Información de Energía de EE.UU. Los productores de la OPEP+ se mostrarán reticentes a conceder aun más cuota de mercado.
Pero comenzar a reducir los recortes de producción no está exento de riesgos. La pandemia de COVID-19 está lejos de terminar y un resurgimiento de infecciones —junto con más restricciones a la movilidad y las reuniones sociales, por trabajo o placer— podría socavar rápidamente la recuperación de la demanda de petróleo. El alza en el consumo de petróleo ya está empezando a flaquear. Datos del índice TomTom Traffic muestran que la congestión en las calles citadinas se estabiliza en niveles muy inferiores a los promedios del año pasado, mientras que los vuelos comerciales se mantienen en aproximadamente la mitad del nivel de enero, incluso si el inicio de las vacaciones de verano en Europa y Norteamérica normalmente los impulsarían.
Y luego está la pregunta de hasta qué punto las economías se recuperarán. La lista de compañías que despiden a miles de trabajadores, o cierran por completo, se alarga todos los días, mientras que los esquemas de retención, como el bono ofrecido por el Gobierno del Reino Unido para alentar a las empresas a contratar de nuevo a empleados despedidos, se descartan, o se espera que simplemente retrasen —y no eviten— los despidos.
El otro problema son los tiempos. El crudo cargado en petroleros en el golfo Pérsico en agosto comenzará a llegar a la costa estadounidense a mediados de septiembre, después de que termine el verano y a medida que las refinerías comienzan sus trabajos de mantenimiento en otoño, antes de la llegada del invierno. A eso se suma un menor apetito chino por el crudo: los envíos de Arabia Saudita e Irak al mayor importador de petróleo del mundo cayeron en 1.4 millones de barriles por día de mayo a junio y algunos buques petroleros llevan esperando semanas en puertos chinos para descargarlo. Los suministros adicionales de la OPEP podrían toparse contra un muro de indiferencia de compradores que se abastecieron de crudo ultra barato en abril y mayo y aún tienen tanques llenos.
Lo único que funciona a favor de los productores es que el aumento real en la producción podría no ser tan alto como la cifra general de 2 millones de barriles por día. Cerca de la mitad de ese volumen parece más probable, siempre y cuando Irak, Nigeria y los demás cumplan sus promesas de compensar todo lo que no lograron recortar en mayo y junio, con recortes más profundos de julio a septiembre.
Mucho depende de la capacidad de Irak y Nigeria para cumplir con los recortes compensatorios que prometieron —y su registro de cumplimiento de los objetivos de producción de la OPEP no es bueno. Sin embargo, parecen haber convencido al ministro de Energía saudita, el príncipe Abdulaziz Bin Salman, de que sus promesas son genuinas.