La guerra entre el grupo islamista Hamás e Israel podrá influir directamente en las negociaciones climáticas de la Cumbre del Clima COP28 por la “rabia” de los países árabes ante lo que ocurre en Gaza. Un conflicto que se añade al de Sudán y Ucrania, y que podría cambiar el rumbo de las discusiones de algunos temas cruciales en Dubái.
“No creo que los objetivos generales de la COP28 a nivel global se vean muy afectados por la guerra en Gaza en particular, sino por todos. Desde Ucrania a Sudán, pasando por Gaza, influirán en las negociaciones oficiales. Sin olvidar la postura de la mayoría de los participantes árabes en la COP28 y su rabia por lo que ocurre ahora en Gaza, que se reflejará también en las negociaciones diarias”, afirmó a EFE Marc Ayoub, experto en energía en Oriente Medio y analista en The Tahrir Institute for Middle East Policy (TIMEP).
El conflicto en Gaza podrá eclipsar parte de la COP28, que comienza el 30 de noviembre y se extenderá hasta el próximo 12 de diciembre, al igual que ocurrió con el tema de la invasión rusa a Ucrania en la COP27 (Egipto), que hizo virar algunas posturas y creó nuevos escenarios.
7 de octubre: Un antes y después...también en energía
El pasado 7 de octubre, cuando Hamás lanzó el brutal ataque contra territorio israelí que desencadenó el asedio y los bombardeos indiscriminados del Estado judío contra Gaza, marcó un antes y después también para la escena energética, sobre todo en la región de Oriente Medio en la que Israel es un actor muy importante.
“Se estudiará detenidamente cualquier acuerdo de colaboración o cooperación entre cualquier país árabe -los que al menos están normalizando oficialmente- con Israel en la COP28 mientras las atrocidades continúen a diario”, aseguró Ayoub, también experto en el Issam Fares Institute de la Universidad Americana de Beirut.
“Cualquier cooperación carecerá de valor significativo en las circunstancias actuales, aunque Israel intentará reflejar la idea de que ‘todo sigue igual’”, aseguró el experto.
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Ese eslogan también podría ser enarbolado por países árabes que han normalizado relaciones diplomáticas con Israel, como Emiratos Árabes Unidos o Baréin, con los Acuerdos de Abraham de 2020.
De hecho, Dubái iba a ser un escaparate perfecto para Israel para alzar esa bandera de unión con los países árabes y los potenciales que podrían seguir, como Arabia Saudí, aunque se prevé que finalmente mantengan un perfil bajo.
Por ejemplo, el Gobierno jordano -que tiene un acuerdo de paz con Israel- ya ha dejado claro que no firmará un acuerdo con Israel para intercambiar energía solar por agua desalinizada por la guerra en Gaza; y en esta COP, a diferencia del año pasado, parece que no se sentarán juntos.
“El acuerdo de energía por agua debía haberse cerrado en octubre y el hecho de que no esté sobre la mesa es un indicio por sí solo de lo frágiles que son las relaciones actuales”, apuntó Ayoub.
Una COP para los más vulnerables
El experto recordó que los principales debates que habrá en esta cumbre serán la puesta en marcha del Fondo de Lucha contra el Cambio Climático para los efectos que ahora asumen los países más vulnerables, llamado Pérdidas y Daños, así como el Balance Global, el primero del Acuerdo de París.
“Creo que el papel de las comunidades vulnerables, y especialmente de las que se encuentran en zonas en crisis o afectadas por conflictos, ocupará una gran parte de los debates para aliviar realmente las cargas a las que se enfrentan actualmente”, indicó.
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En lo que respecta a los conflictos, Noam Raydan, investigadora del Washington Institute for Near East Policy especializada en energía, señaló a EFE que la guerra entre Israel y Hamás, “que ha interrumpido el suministro de gas, podría obligar a Israel a aumentar el uso de combustibles fósiles más contaminantes, como el carbón, para generar electricidad”.
En el caso de que se amplíe el conflicto a otros frentes, y “si Israel se viera obligado a suspender la producción en (el campo de gas de) Leviatán (...) los acuerdos energéticos bilaterales podrían verse afectados, ya que no se enviarán volúmenes de gas a Jordania y Egipto. Pero las alternativas al gas israelí no son opciones fáciles para Egipto y Jordania”, dijo.
Raydan destacó también que tras la invasión rusa a Ucrania el año pasado, ha cambiado el panorama energético, “obligando a la Unión Europea (UE) a aumentar las importaciones de gas de fuentes distintas a Rusia”.
Entre ellas, una de las fuentes que ha hecho acuerdos en los últimos meses con empresas de la UE es Catar, principal mediador en la guerra entre Hamás e Israel.
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