Las exportaciones globales de vino recuperaron con creces el pasado año el retroceso sufrido en el 2020 por la crisis del COVID-19 al subir un 15.5% en valor hasta 34,300 millones de euros (US$ 36,104 millones), un nivel récord -en el que España es el país que más exporta- y que podría quedar comprometido por los múltiples impactos de la guerra en Ucrania.
La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) publicó este miércoles su informe del 2021, un año en el que España superó a Italia y se convirtió en el primer país exportador del mundo en volumen con 23 millones de hectolitros y un incremento de 9.5%.
Sin embargo, España siguió relegada a la tercera posición en términos de valor, con 2,883 millones de euros, a mucha distancia tanto del líder Francia y de sus 11,075 millones de euros obtenidos por la venta de 14.6 millones de hectolitros, como de los 7,060 millones de euros de Italia, con 22.2 millones de hectolitros.
El orden de ese podio pone en evidencia que Francia consigue vender sus vinos en el exterior a un precio medio que triplica con creces al de España. Un 56% de los caldos españoles exportados lo fueron a granel, frente a un 34% que salió en botella, mientras que en el caso de los franceses los porcentajes fueron de 11% y 70%, respectivamente.
Los vinos espumosos, como el champán -normalmente más caros-, representaron un 15% de las exportaciones francesas (35% en valor) y hasta un 23% de las italianas (26%), pero únicamente un 7% de las españolas (16%).
El 61% de las exportaciones
Francia, Italia y España, que juntos se embolsaron un 61% del dinero por el comercio exterior del vino (dos puntos porcentuales más que en el 2020), fueron los principales beneficiarios del fin de muchas restricciones que se impusieron con el COVID y de la vuelta a las celebraciones con una demanda de mayor calidad.
En cuarta posición quedó Chile con una progresión de 4.4% de sus exportaciones a 1,664 millones de euros, y del 1.9% en volumen a 8.7 millones de hectolitros en volumen.
Argentina vio reducido en un 15.3% la cantidad de vino vendido al exterior hasta 3.3 millones de hectolitros. Pero ingresó 700 millones de euros, un 6.7% más, lo que se explica por el bajón del peso relativo del granel, que pasó de 81% en el 2019 a 45% en el 2021.
Eso mismo explica la evolución en Estados Unidos -sexto exportador mundial, inmediatamente detrás de Australia-, con un descenso de 8.9% hasta 3.3 millones de hectolitros y un alza de 6.8% en valor a 1,231 millones de euros.
Alemania fue una vez más el principal importador mundial de vino con 14.5 millones de hectolitros, pero el tercero en términos monetarios con 2,777 millones de euros (+5.6%), muy por detrás de Estados Unidos con 6,242 millones (+21.1%) y del Reino Unido con 4,082 millones (+7.3%).
La OIV estima que la producción mundial bajó en torno a 1% a 260 millones de hectolitros que resultan de una fuerte contracción en dos de los grandes países del sector, España y Francia, afectados por condiciones meteorológicas adversas, sobre todo las heladas.
Bajón de la producción
La caída interanual en España fue de 14% a 35.3 millones de hectolitros, un 8% por debajo de la media de los cinco últimos años; y la de Francia del 19% a 37.6 millones, un 14% por debajo de esa media.
También hubo un marcado descalabro en China, de 10% a 5.9 millones de hectolitros, que en realidad es la continuación de una racha continua desde el 2016. Desde entonces se ha perdido allí mucho más de la mitad de la producción.
El contrapunto vino de Sudamérica, que se benefició de unas condiciones climáticas favorables -al contrario que en el 2020-, sobre todo Chile, que en un año dio un salto de 30% hasta una cifra récord de 13.4 millones de hectolitros.
Argentina incrementó su producción en un 16% a 12.5 millones, al tiempo que en Brasil se disparó un 60% hasta 3.6 millones, su mayor volumen desde el 2008.
Por el lado del consumo, el 2021 marcó un cambio de tendencia a escala global después de cuatro años consecutivos de caída, que se agudizó en el 2020 por el choque del COVID, con un leve ascenso de 0.7%.
Un ascenso particularmente marcado en Francia (8.6%) y en España (9.9%), que han vuelto a niveles de consumo anteriores a la pandemia.