Por Philip Pullella
El papa Francisco criticó implícitamente a Rusia por arrastrar a Ucrania a un conflicto “cruel e insensata” e instó a los líderes a esforzarse por la paz al conmemorar lo que llamó una “Pascua de guerra” el domingo.
El Santo Padre, de 85 años, hizo los comentarios en su discurso “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) -tradicionalmente una visión general de los conflictos mundiales- ante unas 100,000 personas en la Plaza de San Pedro.
Fue la primera Pascua desde el 2019 en la que se permitió al público entrar en la plaza para escuchar el discurso que se pronuncia dos veces al año, tras dos años de restricciones por el COVID-19.
Francisco dedicó gran parte del mensaje a Ucrania, comparando la conmoción de otra guerra en Europa con la conmoción de los apóstoles cuando el evangelio dice que vieron a Jesús resucitado.
“También nuestras miradas son incrédulas en esta Pascua de guerra. Hemos visto demasiada sangre, demasiada violencia. También nuestros corazones se llenaron de miedo y angustia, mientras tantos de nuestros hermanos y hermanas tuvieron que esconderse para defenderse de las bombas”, dijo.
“Que haya paz en la martirizada Ucrania, tan duramente probada por la violencia y la destrucción de la guerra cruel e insensata a la que ha sido arrastrada”, agregó.
Moscú describe la acción que lanzó el 24 de febrero como una “operación militar especial”.
Francisco, que no mencionó a Rusia por su nombre, ya ha rechazado esa terminología, calificándola de guerra y utilizando previamente términos como agresión injustificada e invasión.
“Que se elija la paz. Que se dejen de hacer demostraciones de fuerza mientras la gente sufre”, dijo el Sumo Pontífice el domingo, pasando a agradecer a los que han acogido a los refugiados de Ucrania, la mayoría de los cuales han ido a Polonia.
A principios de este mes, en Malta, Francisco criticó implícitamente al presidente ruso, Vladimir Putin, por la invasión, diciendo que un “potentado” estaba fomentando el conflicto por intereses nacionalistas.
El fantasma nuclear
Francisco volvió a plantear el fantasma de que la guerra desemboque en un conflicto nuclear, algo de lo que ha hablado varias veces desde que comenzó la invasión rusa.
Esta vez, citó el manifiesto de 1955 del filósofo Bertrand Russell y el físico Albert Einstein: “¿Vamos a poner fin a la raza humana; o deberá renunciar la humanidad a la guerra?”.
El Santo Padre, que padece dolores en las piernas, se mostró cómodo durante la larga misa que precedió al discurso “Urbi et Orbi”, y luego se acercó a la multitud en la plaza y en una calle cercana mientras estaba sentado en un papamóvil blanco abierto.
Después, leyó la mayor parte del discurso desde el balcón sentado, poniéndose de pie sólo al principio y para la bendición final.
El sábado por la noche, asistió pero no presidió un servicio de vigilia pascual, aparentemente para descansar para el domingo, el día más importante del calendario litúrgico cristiano.
“Por favor, no nos acostumbremos a la guerra”, dijo Francisco, mirando la plaza adornada con decenas de miles de flores donadas por los Países Bajos.
“Comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles. ¡Paz! Que los responsables de las naciones escuchen el grito de paz de la gente”.
“Llevo en el corazón a las numerosas víctimas ucranianas, a los millones de refugiados y desplazados internos, a las familias divididas, a los ancianos que se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas”, dijo.
También hizo un llamado a la reconciliación entre israelíes y palestinos y entre los pueblos de Líbano, Siria, Irak, Libia, Myanmar y la República Democrática del Congo, que tiene previsto visitar en julio.