El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, defendió una vez más a la policía en Texas, esquivando su pronunciamiento sobre el racismo y la brutalidad policial tan esperado después de semanas de protestas que sacudieron al país.
Desde el inicio de las manifestaciones, el mandatario republicano alabó la “ley y el orden”, pero se mantuvo muy discreto sobre la indignación, la ira y la necesidad de un cambio que se apoderó de decenas de millones de ciudadanos tras la muerte del afroestadounidense George Floyd bajo las rodillas de un policía blanco.
Durante un viaje a Dallas, mencionó, sin entrar en detalles, un decreto en preparación para "alentar" a la policía a ser lo más profesional posible. Pero defendió esto último, haciendo hincapié en la necesidad de una fuerza policial "más fuerte".
"Siempre hay ovejas malas donde quiera que uno vaya. Y puedo decirles que no hay muchas en la policía", aseguró, nuevamente reivindicando su controvertida fórmula sobre la necesidad de "dominar las calles". "Nosotros dominamos las calles con compasión", afirmó.
Trump también advirtió contra lo que considera generalizaciones abusivas.
"Debemos trabajar juntos para luchar contra la intolerancia y los prejuicios dondequiera que estén, pero no progresaremos ni curaremos nuestras heridas al etiquetar erróneamente a decenas de millones de estadounidenses honestos como racistas o intolerantes", dijo.
En Washington resuena desde hace días la idea de una fuerte iniciativa presidencial, como un discurso solemne para abordar la cuestión de la discriminación racial en el seno de la primera potencia mundial. Pero hasta ahora no ha habido nada.
Trump se quedó notoriamente callado el martes durante el funeral de Floyd en Houston, donde su probable rival demócrata Joe Biden se expresó en un tono muy personal por video.
Incluso antes de ese viaje a Texas, Biden, exvicepresidente del primer mandatario negro de Estados Unidos, Barack Obama, había lamentado que Trump hubiera evitado "a toda costa una conversación sustantiva sobre el racismo sistémico y la brutalidad policial" y nunca ofreciera "un mensaje de curación a un país de luto".
En todo el país, crece el debate sobre la necesidad de un cambio profundo en la cultura dentro de la policía estadounidense.
“¡Por favor, escuchen!”
"¡Por favor, escuchen el clamor que viene de la calle!", dijo el miércoles el hermano de George, Philonise Floyd, al Congreso, implorando a los legisladores que adopten reformas significativas.
El proyecto de "Ley de Justicia y Vigilancia", respaldado por más de 200 legisladores, principalmente demócratas, prevé crear un registro nacional para los oficiales de policía que cometen errores, facilitar los procedimientos legales contra los oficiales y repensar su reclutamiento y capacitación.
Pero el futuro del texto en el Senado, donde los republicanos son mayoría, es muy incierto.
Durante la mesa redonda en Dallas, el presidente estadounidense también mencionó las próximas elecciones del 3 de noviembre y su victoria en el 2016, a la que se refiere regularmente.
En particular, recordó cuando un presentador de televisión anunció por altavoz: "¡Donald Trump ganó el estado de Texas!".
Con caídas en las encuestas a menos de cinco meses de las elecciones, el inquilino de la Casa Blanca anunció el miércoles una serie de actos proselitistas: en Oklahoma, Florida, Arizona y Carolina del Norte.
Su gestión de la pandemia de coronavirus, que se ha cobrado más de 113,000 vidas en Estados Unidos, así como su respuesta a las enormes manifestaciones de "Black Lives Matter" (Las vidas negras importan) en todo el país, han sido juzgados negativamente por la mayoría de estadounidenses.
Según el promedio de las encuestas del sitio FiveThirtyEight, la proporción de estadounidenses que tienen una opinión favorable de Trump está en constante declive desde hace tres semanas. Actualmente se ubica en 41.1%, frente al 44.1% el 15 de mayo.
Aún falta para las elecciones, dijo Geoffrey Skelley, analista del sitio, con lo cual el multimillonario republicano puede esperar un "rebote".
"Pero cuanto más se acerca su índice de popularidad a la marca del 40%, más difícil es imaginar cómo podrá atraer suficientes votos para ser reelegido", advirtió.
Por el momento, Trump se jacta de símbolos a los que la parte más conservadora de su electorado es particularmente sensible.
Dijo que se oponía categóricamente a la idea de renombrar bases militares bautizadas con nombres de generales confederados, una idea sobre la cual el Pentágono había dicho que estaba abierto a discusión.
No es la primera vez que Trump se pone de ese lado en este tema delicado en Estados Unidos, donde algunos ven en los homenajes a los sureños, que eran favorables a la esclavitud, una celebración del pasado racista.