La subida de los contagios de la COVID-19 en EE.UU. alentó este domingo a líderes políticos a pedir que el presidente Donald Trump dé el ejemplo y porte mascarilla en público para incentivar su uso entre la población.
Con más de 2.5 millones de casos y 125,763 muertos, Estados Unidos no cede el primer lugar en las estadísticas mundiales de enfermos y fallecidos por la pandemia, y ha visto cómo se ha disparado la cifra de infectados a medida que avanzan los planes locales de desconfinamiento.
Este domingo, el vicepresidente, Mike Pence, viajó al estado de Texas, que junto a Florida y Arizona se han convertido en los nuevos epicentros de la enfermedad en el país.
Florida vivió una jornada de alivio, con 8,530 nuevos casos, lo que supuso 1,055 menos que el día anterior, mientras que el gobernador de California, Gavin Newsom, ordenó el cierre de los bares de Los Ángeles y de otros seis condados del estado para frenar la propagación.
Medios locales dieron cuenta hoy de 82 casos detectados cerca del campus de la Universidad Estatal de Michigan vinculados a un restaurante que anunció el cierre temporal de sus puertas.
DAR EL EJEMPLO
La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, consideró este domingo en una entrevista con el programa “This week” que “es hora de que esta Administración se tome esto en serio”.
“Somos el 4% de la población mundial. Somos el 25% de los casos (de coronavirus) y las muertes, el 25%. Tenemos el peor récord de cualquier país del mundo y el presidente dice que estamos progresando o lo que sea”, afirmó.
Pelosi enfatizó que se trata de un asunto “de vida o muerte”, al defender el uso de la mascarilla como una herramienta para evitar los contagios de un virus contra el que no se tiene vacuna ni cura.
“Y el presidente debería ser un ejemplo”, apuntó la líder política, al agregar que “no se trata de protegerse uno mismo, se trata de proteger a los demás y a sus familias”.
Pero los pedidos a Trump también llegaron del ala republicana del Congreso.
El presidente del Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado, el republicano Lamar Alexander, declaró a la cadena CNN que desearía que el presidente usara una mascarilla “cuando sea apropiado, porque millones de estadounidenses lo admiran y seguirían su ejemplo”.
“También ayudaría a deshacerse de este debate político de que si usted está con el presidente Trump no usa mascarilla y si está en contra (...), sí la usa”, agregó, según recogieron medios locales.
ENTRE LA CAMPAÑA Y LA PANDEMIA
Pence apareció en público usando una mascarilla durante su visita a Texas, que ha registrado récord de más de 5.000 hospitalizaciones por la COVID-19 en los días pasados.
El vicepresidente se reunió con el gobernador del estado, Greg Abbott, quien el viernes debió frenar sus planes de reapertura gradual de las actividades económicas ante un aumento sostenido de los contagios en las últimas semanas.
“Nuestro objetivo es salvar vidas mientras Texas continúa reabriendo su economía y ayudando a que este país vuelva a trabajar”, aseguró el vicepresidente en una comparecencia ante los periodistas.
El funcionario animó a las personas jóvenes a hacerse la prueba, tengan síntomas o no del virus, y al uso de cobertor facial “en las áreas afectadas” y donde “no se pueda mantener el distanciamiento social”.
Además, Pence señaló que tanto en Texas como en Florida y otros estados afectados han visto “un número significativo de estadounidenses jóvenes” contagiados.
La médica Deborah Birx, coordinadora del grupo de trabajo de la Casa Blanca contra la COVID-19 y quien acompañó a Pence, dijo que están viendo un aumento en la tasa de hospitalización en Texas de pacientes entre 20 y 40 años.
La experta indicó que la “propagación asintomática” puede estar afectando personas de este segmento con otras enfermedades asociadas, como obesidad o diabetes.
Pence asistió también a un encuentro organizado por la Primera Iglesia Bautista de Dallas, donde habló ante un numeroso grupo de personas, muchas de ellas sin cobertor facial y a escasa distancia, ya que se trataba de un auditorio.
“Trabajamos ahora para reabrir de manera segura este estado y esta nación”, aseguró el segundo al mando del Gobierno estadounidense durante su intervención, cargada de alusiones a la libertad y a la fe.