El gobierno del presidente Donald Trump ordenó el martes a Chevron Corp. que reduzca gradualmente sus operaciones en Venezuela hasta llegar a un paro total para el 1 de diciembre, prohibiéndole al gigante petrolero de California, con más de 100 años de presencia en ese país, que realice perforaciones o exportaciones hasta entonces.
Se trata del más reciente en una serie de pasos de parte de la Casa Blanca en contra del gobierno de Nicolás Maduro, incrementando la presión por poner fin a su presidencia y a más de 20 años de gobierno socialista que, según los críticos, ha llevado a la ruina política y económica a la que fuera alguna vez una rica nación petrolera.
Chevron es la última gran compañía petrolera de Estados Unidos con operaciones en Venezuela, habiendo invertido en yacimientos y maquinaria con un valor estimado de US$ 2,600 millones, los cuales según analistas, posiblemente pasarían a estar bajo control del ilegítimo régimen de Nicolás Maduro.
La firma dijo que seguiría las leyes y normativas, aunque seguía comprometida con la “integridad de los activos de nuestro emprendimiento conjunto, la seguridad y el bienestar de nuestros empleados y sus familias”, según el portavoz de la empresa Ray Fohr.
Venezuela cuenta con las mayores reservas petroleras del mundo; sin embargo, la inestabilidad política y la crisis económica han provocado que, en años recientes, unas 4.5 millones de personas hayan huido del país, en donde muchos carecen de servicios básicos como agua corriente, electricidad, gasolina y hospitales funcionales.
Después de imponer una serie de sanciones económicas y financieras contra Maduro y sus aliados, el gobierno de Trump ha emprendido una campaña de presión máxima en las últimas semanas.
Fiscales federales acusaron formalmente a Maduro de narcotráfico y ofrecieron una recompensa de US$ 15 millones por su captura, además de desplegar buques y aviones de la Armada en el Caribe para interceptar cargamentos de narcóticos que tienen como destino final Estados Unidos.
Funcionarios federales de Estados Unidos también revelaron planes para un gobierno de transición que convoque a elecciones presidenciales varios años antes de que concluya el mandato actual de Maduro. El presidente socialista ha rechazado el llamado de Estados Unidos y de decenas de otros países para que renuncie al cargo, asegurando que se trata de una conspiración de Washington contra la revolución socialista de Venezuela a fin de robarle el petróleo.
La medida se presenta en momentos turbulentos para las naciones productoras de petróleo debido al drástico desplome en los precios del crudo debido, en parte, a la sobreoferta a nivel mundial causada por las cuarentenas vinculadas al coronavirus que obligan a las personas a quedarse en casa, en lugar de tomar vuelos o de llenar los tanques de sus autos para viajar.
En el 2019, la producción neta de Chevron promedió 35,300 barriles de crudo al día, equivalentes a prácticamente el 6% de la producción total de Venezuela. La nación sudamericana ha reducido recientemente su producción ante los tumultos en el mercado petrolero a nivel mundial.
Estados Unidos y casi 60 naciones respaldan al líder opositor venezolano Juan Guaidó, quien asegura ser el presidente legítimo de Venezuela, al señalar que la reelección de Maduro en el 2018 fue fraudulenta debido a que se prohibió la participación de los principales candidatos de oposición.
Poco después de que Guaidó declaró sus planes de derrocar a Maduro a inicios del 2019, la Casa Blanca impuso sanciones sobre la petrolera paraestatal venezolana PDVSA, con el objetivo de dejar al gobierno socialista sin una importante fuente de ingresos.
Sin embargo, Estados Unidos permitió que Chevron, que opera conjuntamente con PDVSA, siguiera trabajando en Venezuela. Funcionarios del Departamento del Tesoro tenían que renovar la licencia de Chevron para operar en Venezuela cada ciertos meses. Ahora, a Chevron tiene permitido mantener su presencia en sus instalaciones hasta el 1 de diciembre y realizar mantenimiento esencial.
Las compañías de servicios petroleros Halliburton, Schlumberger, Baker Hughes y Weatherford International también deben cesar sus operaciones en Venezuela bajo las medidas que afectan a Chevron, informaron funcionarios del Departamento del Tesoro.
El legado de Chevron en Venezuela se remonta a los descubrimientos de yacimientos en la década de 1920. Entre sus activos actuales, Chevron cuenta con dos grandes inversiones.
Es la última de las grandes compañías petroleras de Estados Unidos que permanece en Venezuela, después de que ExxonMobil y ConocoPhillips salieron del país hace varios años en lugar de aceptar las condiciones que impuso el gobierno socialista para operar como socios minoritarios de PDVSA.
Russ Dallen, director de la firma de inversiones Caracas Capital Markets, con sede en Miami, prevé que el gobierno de Venezuela se adueñará de las operaciones de Chevron y pronostica que la gestión de Maduro eventualmente las lleve a la ruina.
Eso es lo que ha sucedido con una larga lista de fábricas construidas por empresas de Estados Unidos y que cayeron en manos del gobierno socialista cuando dichas empresas decidieron marcharse o fueron expropiadas, detalló Dallen.
“Podría requerirse de varios años de decadencia para que el gobierno destruya el diamante Tiffany que Chevron construyó ahí”, dijo Dallen. “No tengo duda de que serán capaces de destruirlo”.