Yvonne Knight, que tiene problemas respiratorios que la hacen especialmente vulnerable a la pandemia del coronavirus, no puede comprar comida por internet con sus cupones de comida, a pesar de que cada viaje a la tienda es ahora una peligrosa expedición.
Salir a comprar aterra a la mujer de 38 años, que sufre parálisis cerebral. Ella es una de las millones de personas que reciben ayuda para comer a través del Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés), un sistema federal que ofrece poca flexibilidad.
“Cada vez que salgo, me pongo en riesgo a mí misma y a otras personas”, dijo Knight, que vive en Erie, Pensilvania. “Ahora estoy aterrada cuando se me acerca la gente. No quiero salir a comprar”.
Solo los receptores de SNAP en seis estados pueden comprar comida por internet, algo que hacen muchos estadounidenses para reducir la frecuencia con la que salen de casa, y Pensilvania no es uno de ellos.
Ahora, gobiernos estatales y activistas defensores de la seguridad alimentaria de todo el país imploran al Departamento de Agricultura de Estados Unidos que haga el sistema más flexible y accesible, en un momento en el que mucha gente pierde su empleo y busca ayuda del gobierno.
Las peticiones han llegado incluso de estados conservadores donde los legisladores han intentado reducir o limitar la ayuda alimentaria.
En Arizona, el gobernador republicano Doug Ducey pidió a la agencia que suspendiera el requisito de entrevista personal con los solicitantes, permitiera a las familias comprar comida caliente, eliminara los requisitos de trabajar para algunas personas y permitiera algunos cambios que ayudarían a las familias a lidiar con los efectos económicos de la pandemia.
Ashley St. Thomas, director de política pública para el Arizona Food Bank Network, elogió la petición del gobernador y añadió que relajar el requisito de que los beneficiarios demuestren que trabajan al menos unas horas al mes es “crucial ahora mismo”, especialmente porque millones de personas están perdiendo su trabajo, ya sea como asalariados o en empleos no regulados o basados en plataformas en internet.
Amanda Siebe, de 35 años y residente en Hillsboro, Oregon, tiene un problema médico que le causa dolor crónico y compromete su sistema inmunológico, de modo que intenta evitar las salidas.
Pero ya le cuesta subsistir con su prestación de SNAP -US$ 194 al mes- en circunstancias normales, y ahora le encantaría tener más efectivo para poder comprar más cantidad de comida y limitar los viajes a la tienda.
“Necesitamos comprar comida que no solo dure todo el mes, sino que nos dé un poco para aprovisionarnos para poder seguir adelante sin tener que preocuparnos por qué va a pasar en el futuro”, dijo Siebe. “Especialmente porque la mayoría de nosotros no puede salir de casa muy a menudo”.
Para la mayoría de la gente, el nuevo coronavirus causa síntomas leves o moderados como fiebre y tos. Pero algunos, especialmente ancianos o personas con problemas médicos previos, pueden morir o sufrir complicaciones más graves como la neumonía, lo que implica que esas personas necesitan tomar precauciones adicionales.
Ese aumento de la necesidad de ayuda alimentaria y las peticiones de hacerla más flexible llegan justo después de una paralizada iniciativa del gobierno del presidente, Donald Trump, de reducir las aproximadamente 700,000 personas que reciben cupones de comida. Un tribunal bloqueó los cambios, y el gobierno prometió apelar.
Por ahora, y con buena parte de la economía en pausa, los gobiernos estatales reclamaban que se ampliara el número de beneficiarios y se redujeran los trámites burocráticos para acceder al programa.
En Pensilvania, el gobernador demócrata Tom Wolf pidió el jueves al Departamento de Agricultura que eliminara varios requisitos e instó al gobierno federal a ampliar un programa piloto lanzado en los estados de Nueva York y Washington para permitir a la gente utilizar sus tarjetas del programa, similares a tarjetas de crédito, para comprar comida por internet.
Amazon y Walmart aceptan pagos por internet con SNAP en Iowa, Nebraska, Oregon, Washington y nueva York, donde también los acepta ShopRite. En Alabama, Wright’s Markets, Inc. acepta esos pagos por internet.
En Misuri, el departamento de servicios sociales pidió y obtuvo exenciones para ampliar seis meses la concesión de SNAP para que la gente no se viera expulsada del programa durante la pandemia.
Los activistas defensores de la seguridad alimentaria recomendaron al gobierno que fuera más allá y diera capacidad a los estados para adaptar sus programas.
Eso permitiría ampliar el número de beneficiarios con papeleo mínimo, indicó Ellen Vollinger, directora legal del Food Research and Ation Center.
El programa ha resultado vital en desastres naturales que arrasaron ciudades o regiones concretas, y los activistas afirman que podría ser uno de los instrumentos cruciales para ayudar a los estadounidenses a soportar una pandemia que golpea a todo el país a la vez.
“Los beneficios pasan rápido a la economía. Se gastan”, dijo Vollinger.