China, el mayor emisor mundial de dióxido de carbono, registró un notable descenso en esas emisiones en los últimos tres trimestres, pero no está claro cuánto tiempo más continuará esa disminución en la generación de ese gas, uno de los causantes del calentamiento global.
Un nuevo análisis de datos económicos de China muestra que las emisiones de carbono cayeron 1.4% en los primeros tres meses del año, en comparación con el año anterior, convirtiéndose en el tercer trimestre consecutivo de declives, la caída sostenida más larga en una década.
La tendencia hacia abajo comenzó el año pasado y se aceleró durante el invierno. El declive continuó durante la primavera, aunque de forma menos notable.
No está claro si las emisiones de China seguirán cayendo este año. En la última década se han recuperado luego de cinco declives menos prolongados.
El reciente descenso en las emisiones del país asiático fue impulsado por una menor producción en las industrias del cemento, el acero y la energía, además de los confinamientos debido al COVID-19, según un análisis de Lauri Myllyvirta, analista de cuestiones climáticas y energéticas en Finlandia para el Centre for Research on Energy and Clean Air, un centro independiente de investigación.
“El acero y el cemento son dos de los tres mayores sectores con emisiones en China, y la demanda en ambos sectores es impulsada en gran medida por la actividad de la construcción”, pero los cambios en las políticas de créditos inmobiliarios y deuda han deprimido, al menos temporalmente, a ese sector, escribió Myllyvirta en un análisis para el sitio web Carbon Brief, especializado en la ciencia y las políticas contra el cambio climático.
El que China cumpla su objetivo a largo plazo de alcanzar la neutralidad de carbono para el 2060 depende en buena medida de lo que suceda en su sector energético. Y eso depende de qué tan rápido la segunda mayor economía del mundo pueda distanciarse del carbón.
Recientemente los gobernantes chinos han redoblado su intención de promover la energía impulsada por carbón, pidiendo que la capacidad de su producción aumente en 300 millones de toneladas este año, o un 7% respecto al año anterior.
Li Shuo, asesor de políticas globales para Greenpeace, dijo en abril que las preocupaciones económicas, incluyendo las relacionadas con la política china de cero COVID, significaban que China estaba dando prioridad a la seguridad energética por encima de un distanciamiento del país de los combustibles fósiles, al menos a corto plazo.
“Esta mentalidad de garantizar la seguridad energética se ha vuelto dominante, superando a la neutralidad de carbono”, subrayó.
En la actualidad, China es el mayor emisor de carbono del mundo, aunque otras naciones, tales como Estados Unidos, han contribuido una mayor porción de las emisiones históricas.
Las emisiones de carbono de China aumentaron en 750 megatones en un periodo de dos años entre el 2019 y 2021, encabezando la recuperación mundial de emisiones de carbono después de la primera fase de la pandemia, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), un organismo sin fines de lucro con sede en París.