El Covid-19 ha creado un shock de demanda en el mercado del petróleo, ya que el distanciamiento social reduce el movimiento y los viajes diarios cada día más.
Actualmente, la expectativa para este año es que el crecimiento de la demanda de petróleo sea en gran medida plano, muy por debajo de los 1.2 millones de barriles por día (mmb/d) que se esperaban hace solo unos meses.
Y este pronóstico probablemente se revisará a la baja, a medida que se sigan cancelando las reuniones grandes, más escuelas cierren sus puertas y las empresas implementen políticas para alentar u obligar el trabajo desde casa.
Los shocks de demanda suelen ser de corta duración, con fuertes recuperaciones una vez que la crisis ha pasado. Pero, además de este shock de demanda, actualmente hay un shock de oferta, debido a la incapacidad del grupo de países exportadores de petróleo; Rusia y otros aliados (OPEP+), de llegar a un acuerdo a principios de este mes.
En lugar de reducir la producción a los 1.5 millones de barriles por día sugeridos, el grupo ahora es libre de aumentar la producción como deseen. Un total de más de 4 millones de barriles por día adicional en la producción puede inundar aún más el mercado en el segundo trimestre del 2020.
Es probable que un shock combinado de la demanda y la oferta pongan a prueba los nuevos mínimos del precio del petróleo, y el exceso de stock acumulado será difícil de resolver. En este momento, el exceso de oferta se ve tan desalentador que incluso compañías sólidas enfrentarán amenazas significativas para sus negocios.
Los resultados del 2019 son decidores en cuanto a cómo se posicionan las principales compañías para el entorno de precios actual. Claramente, un entorno de precios duraderos de menos de US$ 40 causará un estrés financiero y operativo agudo. Los resultados del 2019 sugieren un umbral de rentabilidad para las empresas analizadas de aproximadamente 61 dólares el barril, considerando el financiamiento de los dividendos y los costos de capital promedio.
Para todas estas compañías, los costos deberán ser retirados del negocio, mientras que las recompras y el crecimiento de los dividendos parecen estar fuera de discusión.
Las principales empresas se resistirán a reducir los dividendos durante el mayor tiempo posible, debido a su importancia para el retorno total de los accionistas, pero será difícil lograrlo (especialmente para las europeas). El apalancamiento y el costo del capital serán diferenciadores competitivos clave, con las principales empresas de EE.UU. en una clara ventaja.
Artículo traducido del original escrito por Jamie Webster, Rebecca Fitz, y Raad Alkadiri, senior directors del Centro para el Impacto Energético de BCG, y Alex Dewar, senior manager de este.