Los inversionistas en bonos soberanos están valorando incorrectamente un riesgo creciente que tiene el potencial de desencadenar rebajas de calificación, según un estudio realizado por analistas de Barclays Plc.
El riesgo en cuestión es que los países no protejan adecuadamente su capital natural y pongan en peligro los recursos de agua, aire y suelo, y afecten a sectores clave como la agricultura, escribió un equipo de analistas liderado por Maggie O’Neal, jefa global de investigación ASG (ambiental, social y de gobernanza corporativa) de Barclays, en un informe publicado el lunes.
“Más de la mitad del PBI mundial depende de la naturaleza”, escribieron O’Neal y sus colegas. “Revertir la pérdida de biodiversidad es imperativo para limitar los riesgos físicos y evitar graves repercusiones para la economía”. Algunos de los mercados más expuestos son aquellos que ya cuentan con calificaciones de grado especulativo, afirmaron.
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Según el estudio de Barclays, se prevé que la pérdida de capital natural “causará rebajas en las calificaciones soberanas”, y los mayores costos de endeudamiento “incrementarán el riesgo crediticio para los tenedores de bonos”.
La preocupación de que los mercados financieros no estén teniendo en cuenta el capital natural está llevando a que cada vez se creen más regulaciones, en medio de señales de que las pérdidas en el mundo real representan una amenaza cada vez mayor para las sociedades de todo el mundo. Según el estudio de Barclays, los costos ya están empezando a materializarse y pueden incluir desde un deterioro del capital empresarial hasta activos varados y defaults.
Los emisores también se enfrentan a interrupciones en la producción y cadenas de valor, además de volatilidad en los precios de los productos básicos, lo que puede perjudicar las exportaciones y arrastrar a los bancos, inversionistas y aseguradoras expuestos a tales riesgos, escribieron los analistas de Barclays. Y advierten que la llegada de regulaciones sobre biodiversidad ha abierto la puerta a litigios, lo que pone a los malos actores en un riesgo legal cada vez mayor.
Barclays estima que para 2030, se necesitará casi US$1 billón en inversiones anuales para proteger la biodiversidad, en comparación con los aproximadamente US$ 160,000 millones que se gastan en la actualidad. Es más, hay alrededor de US$ 725,000 millones en lo que Barclays identifica como “subsidios nocivos” que se gastan en cosas que dañan la biodiversidad.
Según el análisis de Barclays, la mayoría de los mercados de bonos soberanos que enfrentan un golpe financiero relacionado con la biodiversidad tienen calificación de grado especulativo. Muchos de ellos están particularmente expuestos a través de los mercados de exportación, destacando a Argentina, Brasil e Indonesia como los más vulnerables entre los países del G20. Y cuando se trata de escasez de agua, ningún país del G20 corre mayor riesgo que Arabia Saudita, escribieron.
Mientras tanto, existe la preocupación de que las empresas de calificación crediticia no estén haciendo lo suficiente para reflejar esos riesgos. Pero incluir puntuaciones ASG en las calificaciones crediticias está resultando particularmente delicado, dado el potencial de influir en los costos de endeudamiento de un emisor. Incluso decidir cómo medir y reflejar esos riesgos está resultando controvertido.
S&P Global Ratings recientemente dejó de utilizar una escala alfanumérica destinada a capturar los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza asociados con calificaciones crediticias, después de que los inversionistas la encontraran confusa. En tanto, en Moody’s Investors Service y Fitch Ratings, estas escalas siguen siendo la norma.
Al mismo tiempo, los expertos advierten que es posible que las empresas de calificación no estén monitoreando los riesgos ASG con suficiente atención. El cambio climático, por ejemplo, “aún no está integrado en la metodología” que utilizan actualmente las tres principales firmas de calificación, según Moritz Kraemer, quien supervisó las calificaciones de deuda soberana de S&P hasta 2018 y ahora es jefe de investigación del banco LBBW.
Mientras tanto, las organizaciones internacionales y los administradores de activos, incluidos Amundi y Principios para la Inversión Responsable, han creado una base de datos disponible públicamente sobre las acciones climáticas de los emisores de bonos soberanos, que ahora se encuentra en una fase de prueba. Y están surgiendo marcos globales en torno al capital natural, incluidos Partnership for Biodiversity Accounting Financials y Taskforce on Nature-related Financial Disclosures.
Los analistas de Barclays escribieron que los inversionistas pueden reducir su exposición a tales riesgos al interactuar con los emisores. O pueden optar por bonos verdes soberanos y canjes de deuda por naturaleza, aunque la asignación de los ingresos tiende a estar sesgada hacia la descarbonización más que hacia la naturaleza, dijeron.
“La biodiversidad es un activo productivo que genera servicios ecosistémicos cruciales”, afirmaron los analistas. “Sin embargo, como activo sin precio, se gestiona sistemáticamente mal”.
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