Gran parte de la industria chilena del cobre comenzó a utilizar un sistema de turnos de 14 x 14 días en los yacimientos, lo que disminuyó notablemente los traslados de los trabajadores y con ello el riesgo de contagios.
Gran parte de la industria chilena del cobre comenzó a utilizar un sistema de turnos de 14 x 14 días en los yacimientos, lo que disminuyó notablemente los traslados de los trabajadores y con ello el riesgo de contagios.

En medio de caídas sin precedentes de las principales actividades económicas, la industria minera de Chile, principal productor mundial de cobre, ha logrado resistir a la pandemia, incluso aumentando su producción hasta abril.

Favorecida por estrictos planes de contingencia y la ubicación de los principales yacimientos fuera de la zona central del país, donde se concentran los contagios de coronavirus, la alcanzó las 1.89 millones de toneladas métricas entre enero y abril, 4.1% más que en igual periodo del año pasado.

"La minería se tomó en serio el tema de la pandemia, aplicando medidas muy estrictas, algunas muy dolorosas como la suspensión de varios proyectos en construcción", explicó el ministro de Minería, Baldo Prokurica.

A diferencia de lo ocurrido en otros países productores como Perú o México, que detuvieron sus faenas debido a la expansión del virus, Chile nunca paralizó el movimiento en las minas, como sí lo hizo en colegios, centros comerciales, restaurantes, cines y bares, los que todavía permanecen cerrados.

Con una producción anual de unas 5.8 millones de toneladas, equivalente a cerca de un tercio de la oferta global, Chile es el . La industria es uno de los motores de la economía local, responsable de entre el 10% y 15% del PBI chileno.

Pero la decisión de mantener operativa la industria tuvo costos laborales.

Fueron desmovilizados unos 28,000 trabajadores tras la suspensión o ralentización de importantes proyectos y con la decisión de operar con un 30% menos de personal en las minas y sacar de la primera línea de los yacimientos a los mayores de 65 años ante el riesgo de contagios.

Algunos de estos trabajadores fueron despedidos (cerca de 11,700), otros se acogieron a una ley de suspensión temporal de empleo, planes de retiro o comenzaron a hacer teletrabajo.

Gran parte de la industria comenzó a utilizar también un sistema de turnos de 14 x 14 días en los yacimientos, lo que disminuyó notablemente los traslados de los trabajadores y con ello el riesgo de contagios.

“Con estas medidas la minería ha logrado ser una de las actividades en donde hay menos infectados por coronavirus”, agregó el ministro, precisando que hasta mediados de mayo los infectados en el sector no superaban las 150 personas.

“A la luz de los resultados, la respuesta de la industria minera en Chile ante el COVID-19 ha sido positiva, pues ha logrado mantener la continuidad operacional gracias a protocolos que han contenido las infecciones sin interferir en la marcha productiva”, explicó Juan Carlos Guajardo, director de la consultora especializada en minería Plusmining.

Demasiadas incertidumbres

Como consecuencia de la pandemia y de un segundo semestre más exigente en términos de producción que la primera mitad del año, se estima que para este año la producción de cobre de Chile podría anotar una caída en un rango entre 6.5% y 7.9%, en un contexto de alto grado de incertidumbre sobre el precio del metal.

Con el mercado chino prácticamente paralizado en los primeros meses del año, el cayó cerca de 10%, pero conforme China -que compra la mitad del cobre del mundo- comenzó a reactivar su economía, su valor comenzó también a subir.

Frente a un escenario todavía de gran incertidumbre sobre eventuales rebrotes de la enfermedad y la velocidad de la reactivación postpandemia, la Comisión Chilena de Cobre (Cochilco) ajustó su proyección anual del precio promedio del metal a 240 centavos de dólar la libra, inicialmente fijada en 285 centavos de dólar.

"Existen demasiadas incertidumbres. Se trata de una crisis inédita con escenarios aún abiertos. No se puede descartar incluso períodos de reinfección en el hemisferio norte este año. Aun así, en un escenario de no mayores disrupciones ni reinfecciones, el precio no debería caer de 220 centavos de dólar y también es difícil que supere los valores previos a esta pandemia, es decir 280 centavos", estimó Guajardo.

En la industria alertan también sobre un incremento de los costos debido a la aplicación de las llamadas “medidas COVID-19”.

“Habrá mayores costos pues ha habido más utilización de bienes y servicios sanitarios, así como utilización de infraestructura a menos de su capacidad para generar las holguras de espacio que requiere el distanciamiento social, pero estos mayores costos serán secundarios respecto de la posibilidad de mantener la continuidad operacional”, advirtió el analista.