La persistencia de la crisis sanitaria desencadenada por la pandemia de coronavirus ensombrece las perspectivas económicas de América Latina en el corto plazo, y debido al “grado excepcional de incertidumbre” existente se prevé que la recuperación será lenta e incluso menor a la de otras economías emergentes, dijo el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Tanto las personas como las economías siguen necesitando en el corto plazo de una inyección para salir y continuar recuperándose de la crisis del COVID-19”, expresó el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner. Manifestó asimismo que la situación estructural se ha agravado, y eso “plantea ciertas dificultades a largo plazo”, consideró.
Werner efectuó sus declaraciones desde la sede del organismo en Washington, tras la publicación de un informe de las perspectivas de la región en momentos que América Latina y el Caribe son el epicentro mundial de la pandemia y los países enfrentan dificultades para acceder a la vacunación por la falta de suministros.
Las sombrías perspectivas del FMI coinciden con las del Banco Mundial, que remarcó también la incertidumbre para la región en un informe económico de fines de marzo en el que pronosticó un crecimiento de 4.4% este año.
De acuerdo con la información del FMI, la desaceleración económica regional en el 2020 fue de 7%, la mayor contracción de su historia, y más profunda aún que la del 3.3% a nivel mundial.
Para el 2021, prevé que el crecimiento será de 4.6%, menor al del 5.8% estimado para los mercados emergentes, con excepción de China, que crecerá al menos un 8%, indicó el FMI en el informe. En el 2022, el crecimiento regional del PBI sería de 3.1%.
De acuerdo con esas previsiones, el ingreso per cápita, no retornará al nivel previo a la pandemia hasta el 2024, lo que provocará pérdidas acumuladas del 30% con respecto a la tendencia que existía antes.
“Muy probablemente después de la pandemia América Latina va a enfrentar situaciones que incluyen mayor deuda, mayor pobreza, problemas educativos que se acumularon durante los meses de la pandemia y también la destrucción de capital operativo a nivel empresarial, que obviamente va a generar problemas a la hora de la recuperación”, explicó Werner, tras recordar que la región ya era la que menos crecía en todo el mundo antes del brote de coronavirus.
La gran mayoría de los países de América Latina y el Caribe se inscribieron en el mecanismo COVAX de las Naciones Unidas para acceder a vacunas a un precio más accesible, e incluso en algunos casos —como Honduras, Nicaragua, Haití y El Salvador— de manera gratuita, pero aún no han recibido las dosis necesarias para completar la inmunización del personal sanitario, los ancianos y personas con salud delicada.
Para frenar los contagios, algunos han implementado o evalúan implementar nuevamente medidas de confinamiento, que en el 2020 fueron prolongadas y tuvieron un fuerte impacto económico.
Werner dijo que las economías latinoamericanas ya han aprendido de esas experiencias de rígidas cuarentenas y han sabido adaptarse, pero advirtió que aun así enfrentan grandes retos.
Debido al virus y las dificultades de vacunación, las perspectivas están sujetas a una gran incertidumbre y son diferentes para cada país, consideró el FMI.
Chile, que es uno de los países con mayor tasa de vacunación en la región y con políticas de apoyo para reforzar la situación en el corto plazo, sería el único país de la región que alcance este año una actividad económica mayor a la del 2019, con un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) de 6.2%, y de 3.8% en el 2022.
En Perú, cuyo retroceso fue de más de 11% en el 2020, el crecimiento económico llegaría a 8.5% en el 2021, y 5.2% en el 2022 ; y en Argentina, que cayó 10% en el 2020, sería de 5.8% este año y 2.5% en el 2022.
Brasil, el país de la región con más enfermos y muertos por COVID-19 y cuya actividad económica se contrajo 4.1% en el 2020, retomaría el crecimiento a una tasa de 3.7% este año, y de 2.6% en el 2022; mientras que México, que retrocedió 8.2% en el 2020, tendría un crecimiento de 5% en el 2021 y de 3% el año próximo.
Para los países centroamericanos, el repunte sería en el 2022, impulsado sobre todo por el plan de rescate de Estados Unidos, que impactaría el comercio y las remesas con ellos.
Ante este panorama, “lo más urgente sigue siendo controlar la pandemia” asegurando que los sistemas sanitarios tengan recursos y que la población acceda a las vacunas, indicó el FMI. La recuperación a largo plazo “será difícil y obligará a acelerar las reformas estructurales, mejorar el acceso a la educación y salud” y mejorar el clima empresarial, entre otras cosas.