Los mayores bancos de Estados Unidos no han sido tan cautelosos con sus carteras en al menos 35 años.
El efectivo, los bonos del Tesoro y otros valores garantizados por el Gobierno federal a todos los efectos ahora representan más del 35% del total de los balances generales de los 25 mayores bancos de EE.UU., según datos recabados por la Reserva Federal. Esa es la mayor proporción en datos que se remontan a 1985 y es 5.5 puntos porcentuales más alta que la media de cinco años.
Los préstamos y arrendamientos ahora representan menos de la mitad de los libros de los grandes bancos por primera vez según los datos, debido a lo que parece ser una menor demanda de prestatarios junto con el endurecimiento de requisitos de prestamistas a medida que se prolonga la pandemia de coronavirus. Esta postura cautelosa alimentará el debate sobre si las grandes gigantes se están protegiendo con prudencia frente al peor de los casos o si intensifican el dolor al desacelerar el flujo de crédito.
“Los bancos están inundados de depósitos y no tienen dónde ponerlos”, dijo Brian Foran, analista de Autonomous Research. “Las empresas que gozan de buena salud no quieren pedir prestado porque el futuro aún es incierto. A las empresas en dificultades les gustaría pedir prestado para mantenerse a flote, pero como banco es difícil otorgar préstamos a esos sectores”.
La semana que viene, los mayores bancos estadounidenses, entre ellos JPMorgan Chase & Co., Bank of America Corp. y Citigroup Inc., informarán resultados financieros del tercer trimestre. Las firmas detallarán sus actividades crediticias durante los últimos tres meses, y los inversores estarán atentos a los comentarios de los ejecutivos sobre cómo les está yendo a los clientes durante la crisis de COVID-19.
Las esperanzas de que el crecimiento económico de EE.UU. se recupere rápidamente tras los cierres generalizados en la primavera se han desvanecido en gran medida, y los economistas no esperan un cambio de rumbo hasta el segundo trimestre de 2021, según muestran las estimaciones recabadas por Bloomberg.
La contracción en los préstamos se produce pese a unos préstamos condonables por unos US$ 525,000 millones para pequeñas empresas bajo el Programa de Protección de Cheques de Pago, creado en respuesta a la pandemia. Si los bancos hubieran mantenido la relación de préstamos para valores y efectivo que han tenido en los últimos cinco años, la avalancha de depósitos habría significado US$ 635,000 millones adicionales para consumidores y empresas, sugieren las cifras.
Los bancos dicen que las empresas tienen menos necesidad de crédito, ya sea en forma de préstamos comerciales e industriales o financiamiento de bienes raíces comerciales, según el último sondeo de oficiales de crédito sénior de los bancos. Los hogares han estado pidiendo a gritos hipotecas para viviendas, dijeron los oficiales de crédito, pero hay menos demanda de otras formas de financiamiento, como tarjetas de crédito y préstamos para automóviles.
En comparación con los estándares de préstamos que han prevalecido desde el 2005 (el punto álgido de unos requisitos hipotecarios laxos) la mayoría de los grandes bancos dijeron a la Fed que ahora son más estrictos en la concesión de crédito a todo tipo de prestatarios, con pocas excepciones. Casi la mitad de los grandes bancos encuestados dijeron que son tan restrictivos como lo han sido en los últimos 15 años en lo que respecta a la concesión de tarjetas de crédito a prestatarios de alto riesgo.