La adquisición de Credit Suisse por parte del grupo USB ha vuelto a poner de manifiesto la dificultad de rescatar a entidades financieras consideradas “sistémicas” cuando entran en crisis.
El anuncio de la compra durante el fin de semana no tranquilizó completamente a los mercados, evidenciando la gran vulnerabilidad del sistema financiero ante cualquier sacudida.
¿Qué es un banco sistémico?
Credit Suisse formaba parte de los 30 grandes bancos sistémicos, también llamados “too big to fail” (“demasiado grandes para quebrar”) según el Consejo de estabilidad financiera, organismo creado para supervisar las reformas internacionales del sistema financiero tras la bancarrota del banco estadounidense Lehman Brothers.
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El francés BNP Paribas, el español Banco Santander, el británico Barclays, el alemán Deutsche Bank y el estadounidense JPMorgan también forman parte de esa lista.
Se trata de entidades con un tamaño y una anidación tales que su brusca desaparición tendría consecuencias devastadoras para el sistema financiero en su conjunto y, eventualmente, sobre la economía real, tanto para los hogares como para las empresas.
El problema, según Thierry Philipponnat, economista jefe de la ONG Finance Watch, es que “actualmente, todos los bancos se han convertido en sistémicos”, lo que hace que las autoridades se vean obligadas a intervenir a la mínima sacudida.
Prueba de ello son las quiebras de bancos regionales las últimas semanas en Estados Unidos, que requirieron la actuación de los poderes públicos para evitar que el pánico se propagara.
¿Por qué es necesario intervenir con Credit Suisse?
Desde hace dos años, el segundo banco suizo ha vivido de sonoros escándalos a reveses financieros y de forma repentina enfrentó dificultades para acceder a liquidez a precios razonables.
La quiebra de Silicon Valley Bank en Estados Unidos por razones diferentes y específicas, reavivó los temores por el sector bancario en general.
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Las declaraciones el miércoles del Saudi National Bank, primer accionista de Credit Suisse, de que no tenía ninguna intención de apoyar a la entidad suiza aumentando su capital provocaron el pánico.
Aunque las reservas de la entidad no eran malas, la adquisición por parte de UBS tiene por objetivo “garantizar la confianza”, según el presidente de la Confederación Helvética, Alain Berset, antes de que el descalabro financiero no se convierta en una crisis de liquidez.
Según los diarios Financial Times y Blick, los clientes del banco sacaron 10,000 millones de francos suizos en un solo día el pasado fin de semana.
¿Qué lecciones extraer?
Aunque la adquisición de Credit Suisse por parte del segundo banco suizo, fuertemente alentada por las autoridades, era “probablemente, la solución más evidente” en el corto plazo, en el largo plantea dudas.
“Crear bancos aún más grandes solo multiplica este fenómeno de riesgo”, ya dirigentes e inversores saben que los rescatarán en todos los casos, según Philipponnaat, que evoca una “huida hacia adelante”.
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“No está claro que sea el modelo más eficaz en el medio y largo plazo”, coincide Véronique Riches-Flores, economista del gabinete Riches-Flores.
Aunque Credit Suisse cumplía con el criterio de solvencia, al contrario que los bancos estadounidenses que quedaron fuera del radar regulador por su tamaño más modesto, Riches-Flores se muestra escéptica sobre el mensaje tranquilizador del Banco Central Europeo. Ella cree que cualquier “chispa puede crear rápidamente una sucesión de reacciones en cadena que nadie sabe cómo medir o anticipar”.
La experta recuerda que la crisis de Crédit Suisse ocurrió en un contexto de fragilidad de ciertos actores estadounidenses con los que la entidad suiza no tenía ninguna relación.