En su crecimiento en el sector de generación eléctrica, Celepsa -subsidiaria de Unacem Corp- recibió la aceptación de la oferta para adquirir las acciones y acreencias de Termochilca. De esa manera, la compañía hidroeléctrica aumentará su participación en el mercado y se abriría a nuevos proyectos.
Si bien el valor de la transacción no fue revelado, el grupo cementero destacó que esta operación duplicaría la potencia instalada de Celepsa, al incorporar la central térmica de ciclo combinado de 300 MW de dicha empresa térmica en Chilca (Cañete).
Marco Mejía, analista de Inversiones en Kallpa SAB, recordó que la subsidiaria de Unacem ya tenía una potencia de 220 MW en su central hidroeléctrica El Platanal (Yauyos y Cañete) y de 19.4 MW en la central El Marañón (Huánuco). Así, en suma, pasará de 240 MW a 540 MW.
“Celepsa pasará de tener un market share en capacidad instalada de generación de 1.6% a 3.5% con la adquisición de Termochilca”, comentó a Gestión, tras mencionar que la capacidad total del país asciende a 15,342, según el Ministerio de Energía y Minas (Minem).
Asimismo, su participación en la producción de energía también crecería. En el 2021, Celepsa contribuyó con el 2.10% del total en Perú; mientras que Termochilca lo hizo con el 1.80%. En el segmento de empresas termoeléctrica, esta última fue la quinta con el mayor aporte en ese año (ver tabla).
La referida oferta fue aceptada por Scotiabank Perú -representante de los fideicomisarios- conjuntamente con los fideicomitentes relacionados a la operación, que está sujeta a la recepción y aceptación de la notificación y suscripción de los documentos legales establecidos en dicho procedimiento.
Mayor confiabilidad
Consultado por el impacto de esta adquisición en el desempeño de Celepsa, Anthony Laub, socio fundador de Laub & Quijandría, afirmó que la incorporación de una planta termoeléctrica no solo diversifica su matriz energética, sino también le otorga mayor confiabilidad a su operación.
Y es que, ante el retraso de la temporada de lluvias el 2022, recordó que los costos marginales de las centrales hidroeléctricas se incrementaron. En contraste, las plantas térmicas -operadas con gas natural- produjeron a su máxima capacidad.
“Contar con dos tecnologías plenamente complementarias y que no son intermitentes da fortaleza no solo a nivel operativo, sino también comercial, brinda la posibilidad de cubrir el mercado de mejor manera”, destacó, tras recordar que Celepsa atiende al sistema eléctrico nacional y diferentes clientes.
Respaldo para proyectos solares y eólicos
Hace un mes, Celepsa anunció inversiones en proyectos solares y eólicos, en su intención de proveer energía limpia al mercado. Así, ¿la adquisición de una operación termoeléctrica a gas natural va en contra de esa estrategia?
Para Laub, esta compra más bien respalda el desarrollo de futuros proyectos y negocios de energías renovables no convencionales en dicha compañía, por el nivel de confiabilidad y complementariedad que alcanzará su actual matriz.
“Los proyectos renovables (no convencionales), por definición, son intermitentes (por la estacionalidad de su operación sujeta a condiciones de clima), no son confiables, entonces esa confiabilidad la dará justamente las unidades que son controlables como las centrales hidroeléctricas y la de generación térmica”, anotó.
Añadió que la inversión en una central térmica no colisiona con la visión de ofrecer energía limpia. En Perú, mencionó que la producción eléctrica contribuye apenas con alrededor del 6% de las emisiones de CO2.
Central de ciclo combinado
La central Santo Domingo de los Olleros de Termochilca (Cañete) entró en operación comercial el 19 de octubre del 2013. Años después, se completó la construcción y puesta en marcha del proyecto de conversión a ciclo combinado.
En detalle, la iniciativa consistió en la instalación de una turbina de vapor de 100 MW, con la cual se alcanzó un total de 300 MW de potencia instalada y; el 25 de marzo de 2018, Termochilca recibió la aprobación para la operación comercial de la turbina de vapor.
Así, la central recupera el calor contenido en los gases de escape que antes se eliminaba y produce vapor de agua para accionar la turbina de vapor generando 50% más de electricidad sin utilizar gas adicional.