Estados Unidos acaba de autorizar que Chevron Corp. reanude su producción petrolera en Venezuela, sin embargo, no espere un diluvio de petróleo que alivie la crisis energética mundial.
El sábado, el Gobierno de Biden permitió que Chevron reactive la venta de petróleo de sus proyectos venezolanos luego de que representantes del régimen del presidente Nicolás Maduro y la oposición firmaran un acuerdo humanitario con el objetivo final de restaurar unas elecciones presidenciales libres y justas en 2024. La medida resulta una victoria para Chevron, que se vio obligada a detener todas sus actividades allí hace casi tres años.
El alcance de la reanudación de las actividades de Chevron es limitado, ya que Estados Unidos busca aliviar las sanciones poco a poco para poner a prueba la determinación de Maduro de promover el cambio. Hace una década, los proyectos en los que participaba la empresa producían 215,000 barriles diarios, según cálculos de Bloomberg a partir de los informes anuales de la empresa.
No está claro cuándo y si Chevron podrá llegar allí tras años de poca inversión. En el 2020, el último año en que Chevron informó sus cifras, la producción era de unos 50,000 barriles por día. Eso hará poco para cerrar la brecha de 3 millones de barriles por día de exportaciones de petróleo ruso que están bajo riesgo de sanciones.
“La licencia no resolverá la crisis energética, pero permitirá a Venezuela aumentar la producción de todos los proyectos, incluidos aquellos en los que Chevron no está involucrada”, dijo Fernando Ferreira, director de riesgo geopolítico de Rapidan Energy Advisors.
Los proyectos que no son de Chevron deberían tener acceso a diluyentes iraníes que Chevron no puede usar. Con eso, se espera que la producción nacional aumente a 1 millón de barriles por día para junio, frente a los 700,000-800,000 barriles diarios actuales, dijo.
En general, debería llevar tiempo aumentar la producción. El director ejecutivo de Chevron, Mike Wirth, dijo anteriormente que podría tomar “meses y años para comenzar a mantener y restaurar campos y equipos, y cambiar cualquier actividad de inversión”.
La licencia del Departamento del Tesoro establece que la compañía petrolera estatal de Venezuela, Petróleos de Venezuela SA, no recibirá ganancias por la venta, lo que significa que Maduro no obtendrá ganancias que podrían reinvertirse en campos petroleros donde Chevron no esté involucrado.
Venezuela, propietaria de las reservas de petróleo más grandes del mundo, vio caer su producción petrolera a lo largo de los años debido a las sanciones, la mala gestión y la falta de mantenimiento de los campos. En octubre, el miembro fundador de la OPEP produjo 679,000 barriles diarios. Hace cinco años, el país producía alrededor de 2 millones de barriles al día.
Chevron es una de las últimas petroleras internacionales que permanecen en Venezuela, junto con la italiana Eni SpA y la española Repsol SA. TotalEnergies SE y Equinor ASA devolvieron sus licencias para operar un proyecto de gas natural en Venezuela. En el 2020, Chevron asumió un deterioro de US$ 2,600 millones de sus operaciones en Venezuela.