Una de las principales promesas de campaña del candidato Pedro Castillo, de Perú Libre, está referido a “recuperar el gas de Camisea” así como otros recursos estratégicos.
“Es importante que el Estado recupere la riqueza del país, la renegociación de las grandes empresas. Recuperar el gas de Camisea para darle a todos los peruanos”, expresó el último domingo.
Su estrategia –según sus palabras– es negociar con el consorcio liderado por Pluspetrol, como paso previo a la nacionalización, para destinar toda su producción al mercado interno y que el 70% de su ganancia se quedé en Perú y el 30% sea para la empresa. Si es que no se acepta esta condición, se daría la ‘nacionalización’ para que el Estado la opere u otra empresa la gestione.
Esta decisión ¿podría tener un impacto en el consumo y –sobre todo– en la dotación del servicio eléctrico? tomando en cuenta que el 60% de la demanda de este gas proviene principalmente de las generadoras de electricidad (especialmente de las centrales térmicas) mientras que el 40% del sector industrial.
Para conocer los posibles escenarios e impactos en el mediano plazo Gestión conversó con dos especialistas y un agente del sector eléctrico para conocer si cabe el riesgo de apagones como los vividos en el primer gobierno de Alan García.
Escenario 1: posible recorte de luz
Luis Espinoza, exviceministro de energía, consideró que podría haber un impacto en el servicio eléctrico debido a que-actualmente- la generación térmica produce el 40% de la demanda de electricidad en el país y el gas natural es su principal insumo.
Debido a que al pasar a manos del Estado (de no llegarse a un acuerdo con Pluspetrol), este (el Estado) dejaría de invertir en gastos de mantenimiento y operación –como ha ocurrido en el pasado con las empresas estatales– lo que degradaría el servicio y daría pase a cortes del mismo en el mediano plazo, que podrían traducirse en apagones o restricciones del servicio.
“Camisea está desarrollado en la selva por lo que tiene costos altos, por lo que –continuamente– el productor, transportista y distribuidor tienen que hacer inversiones para mantener el servicio. Cuando se nacionaliza una empresa privada para que sea operada por el Estado generalmente –y lo hemos visto en el pasado– se eliminan gastos, entre ellos, el de mantenimiento y operación, con lo cual se degrada el servicio y con ello vienen los cortes del mismo”, explicó
Recordó que es muy peligroso no hacer mantenimiento a los ductos de Camisea ya que una falla, pueden generarse explosiones. “El Perú ya vivió las restricciones del servicio eléctrico en 1992 en la que se restringía, valga la redundancia, la luz ocho horas al día. Podemos llegar a este extremo si es que no se mantiene a la operación”, apuntó.
Otro riesgo a tomar en cuenta -agregó- es que si Camisea dejará de abastecer a las generadoras térmicas, estas tendrían que recurrir al uso del diésel cuyo precio es más alto que Camisea y que el país importa, lo traería como resultado que sea hasta diez veces más caro la producción eléctrica en el país.
Escenario 2: falta de capacidad para ampliaciones
Un fuente del sector consultado por este diario y que pidió no ser citado para este informe comentó que si se logra nacionalizar Camisea, en el corto plazo probablemente no hayan restricciones del servicio eléctrico.
“La única razón de que se restrinja en el corto plazo el servicio eléctrico es que si se corta intempestivamente el suministro de gas. Lo cual ciertamente no creo que se llegue a ese extremo de no llegarse a un acuerdo entre el consorcio Camisea y el Gobierno peruano -de ganar Castillo- por lo que esa posibilidad es bien baja”, afirmó.
No obstante, subrayó que el efecto negativo a mediano plazo -a partir del cuarto año- es que las inversiones en mantenimiento y mejoras en la operación que requiere Camisea probablemente no se haga desde el Estado por ser muy costosas, con lo cual -de a pocos- se puede ir deteriorando el servicio de gas de Camisea, lo que generaría interrupciones en el suministro y por ende, se restringirá el servicio eléctrico.
“A lo que se suma que cuando crezca la demanda, desde el Estado no se tendrá la capacidad de hacer ampliaciones, con lo cual podrían darse restricciones de gas -y por ende- de electricidad en el futuro. Este es el principal daño que habría en el mediano y largo plazo”, sostuvo.
Otro riesgo que podría generarse y que -incluso- lo ha anunciado por Castillo está referido al precio de la electricidad, que buscaría bajarlo.
Para el especialista, esto sería posible a través de Osinergmin para que la tarifa regulada sea calcule hacia bajo, con lo cual las empresas distribuidoras van a tener que cumplirlo restringiendo sus recursos para hacer ampliaciones ni mantenimiento con lo cual, poco a poco, se va caer la calidad del servicio ni se podría atender nueva demanda.
Escenario 3: los costos e impactos monetarios
Anthony Laub, especialista en energía y minería, consideró las operaciones (eléctricas) se van a ver afectadas no en el corto plazo, pero sí en el mediano y largo plazo. “Si se nacionalizará Camisea, Pluspetrol se iría y –en teoría– quien asumiría (como administrador) sería Petroperú, que no tiene ni conocimiento y ni capacidad para gestionarlo y operarlo”.
Con la nacionalización de gas natural –automáticamente– todos los mercados internacionales le cerrarían las puertas al Perú, con lo cual toda la producción se verá rápidamente afectada. Lo que implica que el mercado local se comprima/restrinja.
Un detalle que desconoce el candidato Castillo es que la producción de gas natural excede largamente lo que se consume en el mercado local, es decir, que hay gas suficiente para el mercado interno y para la exportación.
Del total de la producción de gas natural que son 1,400 millones de pies cúbicos por día, se reinyecta 400 millones de pies cúbicos diarios -aclaró- esto es gas que se tiene que reinyectar porque no hay consumo local.
Un riesgo latente -tras la nacionalización de Camisea- es que siga el mismo camino las generadoras eléctricas, específicamente las unidades que usan gas natural que -en teoría- pasaría a manos de Electroperú.
“Con lo cual tendríamos a dos empresas estatales Petroperú y Electroperú que desconocen como funciona la operación de Camisea y las unidades de generación con gas natural. Ese sería el panorama”, detalló.
Reiteró que inicialmente -tras la nacionalización- no se va a dar corte de luz ya que actualmente hay un exceso de unidades de generación eléctrica y con una reserva del 80% de lo que se consume. Por el contrario, lo que podría pasar es que se va a reducir el consumo con la salida de industrias y empresas del país.
“En el corto plazo no se van a ver apagones ni aumento de la tarifa, probablemente bajen. No obstante, en el mediano plazo hay un alto riesgo que nos quedemos sin energía si no hay un manejo y mantenimiento adecuado de los equipos”.
¿Cuánto es el costo de expropiar Camisea? solo en inversión fija hay más de US$ 6,500 millones y si se la añade la inversiones en las unidades de generación a gas natural podrían ser unos US$ 3,000 millones.
“Estamos hablando que entre US$ 10,000 a US$ 15,000 millones lo que sería el costo de expropiar Camisea y las generadoras eléctricas, no incluye el lucro cesante. Este es el monto que va a tener que desembolsar el Estado peruano de nacionalizar Camisea, de lo que contrario nos convertiríamos en un paria e incluso se impondrían arbitrajes que puede embargas las cuentas del Estado”, remarcó.
Dato:
- Tras la nacionalización, va ser complicado que otra empresa quiera operar Camisea. “Lo más probable es que al final se lo entreguen a uno de los países aliados del bloque chavista como de Rusia, China o Bolivia”, precisó Laub.
- Solo en pago de regalías el Estado peruano recibe más US$ 10,000 millones de Camisea. Si se la añade impuestos (directos e indirectos) son US$ 3,000 millones más con lo cual solo en ingresos fiscales se recibe más US$ 13,000 millones, lo que serviría para construir 100 hospitales.
- Si producto de la negoción, Pluspetrol decida quedarse, le va a pedir al Estado peruano algo a cambio. “Lo que asusta de Castillo es que pretenda volver a los 70. Cuando Alvarado expropió la IPC, el país pagó mucho dinero por esa expropiación. Es difícil que una empresa expropiada se quede. Poco probable”.
- Camisea costó US$ 6,500 millones pero si lo agregamos lo que pagó al Estado peruano en impuesto y la regalía US$ 13,500 millones, implica que se ha visto un retorno para el país por US$ 20,000 millones. Si se compara con la Modernización de Talara que inicialmente iba a costar US$ 1,000 millones, luego subió a US$ 2,500 millones, después a US$ 5,400 millones y finalmente US$ 6,000 millones.
- “La diferencia entre Camisea y Talara, es que el primero no le costó al Estado y el segundo si nos cuesta a todos y hasta ahora su rendimiento es cero, mientras Camisea dejó US$ 13,000 millones mientras que el Estado está pérdida con Talara ya que aún no se generan ganancias de la refinería que administra”, puntualizó.
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