El 57% de peruanos considera que la situación va a empeorar en los próximos doce meses, según una reciente encuesta de opinión de la Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo (CID Gallup).
Los resultados del estudio, que recopiló información entre el 3 y 19 de enero, especifican que el 49% de quienes viven en Lima Metropolitana cree que la situación económica del país va a empeorar, mientras que son seis de cada diez los que prevén el mismo escenario en el resto del país.
Cabe destacar también que el 79% de peruanos indicó que la situación actual del país es peor que la que se tenía hace un año, indicador que se ha ido deteriorando desde el 2021.
La turbulencia social y política es parte de la explicación: un 87% considera que el Perú va por el “rumbo equivocado”, una cifra superior a los promedios de los últimos seis años, que ha venido en ascenso desde 2020 y gobierno de Castillo. El pesimismo se ha acentuado más bajo la actual coyuntura.
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“Considerando el contexto actual, la información que se recoja ahora va a mostrar indicadores más deteriorados, porque es fácil percibir que el escenario es negativo o que no es normal. A los riesgos de bajo crecimiento e inversión por factores locales y globales, e incremento de desempleo se han sumado la escala de protestas y el descontento social”, señaló Juan Carlos Odar, director de Phase Consultores.
El pesimismo también recae en otras variables como la situación familiar, en donde el 68% indicó que la economía de su hogar hoy es peor que la de hace un año.
Del mismo modo, hay un 52% de los encuestados que indica que sus finanzas familiares empeorarán en los siguientes doce meses, en especial aquellos que están fuera de Lima Metropolitana (56%).
“Las percepciones pesimistas posiblemente sean más relevantes que aquellas que señalan optimismo, pues estas últimas son más flexibles o tendrían más facilidad de volverse pesimistas. Los indicadores deteriorados tienen más influencia en los mercados”, dijo Odar.
Inflación también es parte de la explicación
Jorge Ojeda, docente de la Facultad de Negocios EPE de la UPC, mencionó que parte del pesimismo de las familias también es influenciado por la inflación y su impacto en el costo de vida, opinión con la que Odar coincidió.
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En relación a ello, el costo de vida es percibido como mucho más alto respecto que hace cuatro meses, pues 3 de cada 5 personas (59%) así lo consideran, según resalta la encuesta de opinión.
Estos resultados se separan de los que se tenía para investigaciones anteriores al 2020 (menor al 40%), pero son similares a los del 2022 (58%) y 2021 (57%), años en los que la meta de inflación (1%-3%) fue superada.
“Son varios los componentes, locales y externos, que impactan a las economía y, por lo tanto, a las familias, pero estas últimas perciben sobre todo lo más cercano, como el aumento de precios o oportunidades laborales y, ahora mismo, el entorno social. Las familias comienzan a sentir el impacto de lo anterior y muchas no obtienen señales de que la situación mejore”, indicó Ojeda.
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Impacto del pesimismo
El consumo más sensible a un aumento del pesimismo es el de bienes durables, según Odar, quien además señaló el entorno de mayores precios que hace racionar el gasto o cambiar los patrones del mismo.
Al respecto, el estudio del CID Latinoamérica indicó que un 66% de peruanos señala que la posibilidad de adquirir bienes durables (como refrigeradoras, televisores, autos, entre otros) por un miembro del hogar es menor respecto a lo que era un año atrás.
En particular, quienes reportaron una situación económica peor que el año pasado indican tener menos posibilidades de adquirir bienes durables (81%).
“El pesimismo instala mayor cautela en el consumo, que ya se esperaba menos dinámico para este año. Se notaría el impacto sobre todo en la parte de duraderos y servicios de recreación, lo que posiblemente se prolongue a lo largo del periodo preelectoral. Mientras más larga sea la crisis, se podría graduar incluso el consumo de no duraderos, racionando en bienes básicos. Ya se está viendo tendencia a ajustar o buscar bienes sustitutos entre alimentos por la inflación”, señaló Odar.
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Por su parte, Ojeda indicó también el impacto negativo en los bienes durables, y destacó el efecto adverso en los pequeños negocios y sus decisiones de compra y préstamos.
“La economía apunta a tener nuevamente un crecimiento bajo o nulo de la inversión privada, lo que influye en el empleo, salarios y, por lo tanto, en el consumo. A esto se suma una posible dinámica de aplazar compras también por el pesimismo o incertidumbre. Por otro lado, los mismos que reportan ser pesimistas también pueden se cabezas de pequeños negocios, lo que impacta nuevamente en las compras y aplazando la toma de créditos”, indicó.
Dato
- Según proyecciones del Banco Central de Reserva (BCR), el consumo privado crecería 3%, menor al crecimiento que estimaron para el año pasado (4.4%).