Redacción Gestión

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Mi nuevo trabajo ha resultado ser una decepción. Mis colegas carecen de energía, el pequeño equipo que debía dirigir ha sido reorganizado, la única persona que me rinde cuentas parece no querer hacerlo y las oportunidades de ascenso que me prometieron se han desvanecido. He estado en este puesto durante un año y aunque detesto dar un paso atrás en mis decisiones, me pregunto si debo considerar ponerme en contacto con mi antiguo empleador, donde me sentía cómodo.Gerente de 30 años.

Respuesta de Lucy KellawayDices que odias retroceder en tus decisiones. ¿Por qué? ¿Crees que es un signo de debilidad? Si es así, eso es disparatado. Rehacer una decisión cuando dispones de más datos y hechos no es ser débil, sino decidido –o al menos, sensato.

La decisión de regresar donde un exempleador siempre va a ser más sabia que la idea de tomar ese empleo la primera vez. El problema que muchos de nosotros enfrentamos al decidir donde trabajar es que tenemos información incompleta –y con frecuencia, engañosa– para seguir adelante.

Apuesto a que antes de unirte a tu actual trabajo te dijeron que el lugar estaba lleno de gente entusiasta y de posibilidades de ascenso. Pero en realidad, no te dieron la oportunidad de inspeccionar adecuadamente el ambiente antes de que aceptaras la oferta.

Por el contrario, si vuelves a tu antiguo trabajo sabrás exactamente en lo que te estás metiendo; y ahora que has probado algo distinto, ya tienes con que compararlo.

La única pregunta es cómo se sentirá tu antiguo empleador acerca de una 'reconciliación', ahora que ha tenido un año para superar la 'ruptura'. A tu favor tienes el hecho de que los jefes más sensatos adoran tener gente de regreso, ya que se sienten reivindicados.

Además, se reduce el riesgo para ellos al momento de contratar, pues ya saben qué esperar de ti. Y la experiencia de haber trabajado en otro lugar te convierte en alguien más útil para tu antiguo empleador; convéncelos de esto e incluso podría regresar con un mejor puesto.

La única cosa que me hace pensar es que te ha tomado un año darte cuenta que no te gusta el nuevo trabajo, y eso (muy aparte de tus esfuerzos) demuestra que has dejado pasar las cosas.

Haber permitido que todo tu equipo se vaya y quedarte con una sola persona que también tiene el deseo de irse, demuestra bastante descuido de tu parte.

La buena noticia es que solo el nuevo empleador sabe lo mal que te fue; a tu antiguo empleador le puedes explicar que no te 'integraste' a tu último trabajo. Lo más probable es que te reciba con entusiasmo.

También observo que dices que la principal virtud de tu extrabajo es que te sentías "cómodo" allí. Muchas personas te dirán que esta es la verdadera razón por la que nunca deberías volver.

En la vida corporativa, las zonas de confort se han convertido en una de las inversiones más chifladas, pues ahora se aconseja salir de ellas para seguir progresando. Has descubierto lo que se siente trabajar en un lugar 'incómodo', y deseas con toda razón la vieja comodidad de vuelta.