El tiempo es el mismo para todos. Por eso es anacrónico y hasta estúpido decir 'no tengo tiempo' cuando se trata de sacar el trabajo adelante.

A partir de ahí, producir más con menos recursos es clave para ser más productivo, algo que está al alcance de cualquiera.

A fin de cuentas, todos disponen del mismo tiempo. Ben Elijah ha recogido en El libro de los hábitos productivos (Ed. Lid), las ocho rutinas con las que ganarás ese tiempo que se te va de las manos.

Recopilar. Graba o anota todas las ideas que te pasen por la cabeza. Acostúmbrate a organizarlo con un orden que te permita acceder a ello y analizarlo más adelante.

Procesar. Echa un vistazo a tu herramienta de recopilación a diario, y utiliza una serie de verbos (hacer, archivar, aplazar, eliminar, delegar…) para procesarlo.

Elegir la herramienta. Analiza cuál de ellas te resulta más completa: lápiz y papel, teclado, un mapa de conceptos… Escoge la que te parezca más cómoda para lograr tu objetivo.

Definir el contexto. Reflexiona sobre lo que puedes hacer en este momento y lo que no. Categoriza las prioridades. Puedes crear un calendario para poner fecha a tus objetivos.

Trabajar la memoria. "Debes buscar el equilibrio, una frontera sensata entre tarea y proyecto que te proporcione la cantidad justa de información para estimular el flujo creativo".

El árbol de la importancia. "Puedes hacerte funcionalmente productivo, pero no significará nada si no trabajas en algo que te importe".

Archivar. Guarda las ideas en un depósito destinado a fines diferentes. De esta manera podrás acudir a ello cuando lo necesites.

Repasar y terminar. Distingue entre lo pendiente, lo hecho y lo que vas a archivar.

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