Redacción Gestión

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En el mundo angloparlante, el achiever es el que se lleva todos los laureles, o al menos así parece. Los triunfadores, especialmente si son jóvenes o "emergentes", son quienes todos quieren y aspiran ser. "El éxito vende", "Todos aman a los ganadores" son clichés que se reafirman justamente a través de los "exitosos" de nuestra cultura meditática y empresarial.

Esta es la introducción que Dorie Clark, consultor en estrategias, hace para una . Él propone que, en un mundo donde se vanagloria el éxito alcanzado durante la juventud, la tendencia a sentirse un fracaso se abre paso con demasiada facilidad. Sin embargo, señala, "solo porque el mundo no reconoce aún tu genialidad, no significa que no esté ahí".

Éxito polisémicoHay dos conceptos que explican esta tendencia particular de nuestra era. Según David Galenson, economista de la Universidad de Chicago, es posible identificar dos tipos muy distintos de creatividad. La primera, "conceptual", es aquella en la que una persona joven tiene una visión muy clara de lo que quiere hacer y la ejecuta a temprana edad, como Picasso o Zuckerberg.

Por otro lado, la creatividad "experimental" es aquella que necesita de tiempo para madurar. Pensemos en Paul Cezanne o Virginia Woolf, personajes conocidos precisamente porque tuvieron que refinar su arte en el tiempo y ganaron éxito a una edad madura.

Cualquiera que se compare a un triunfador que ha regido su vida bajo el primer tipo de creatividad, terminará sintiéndose como un fracaso, concluye Clark al respecto. Esta es un sentimiento objetable, ya que sería resultado de la pobre apreciación otorgada a la creatividad experimental; con ello, los exitosos no serán nunca quienes tuvieron que caminar un trecho más largo para encontrar su genialidad.

"Si eres un conceptualista que hace una gran entrada, tu reputación es segura. Mark Zuckerberg podría renunciar a Facebook mañana y volverse un hermitaño, pero la gente lo seguirá buscando 50 años despues", ejemplifica Galenson. "Es más difícil si no has tenido una visión clara sobre tu futuro desde que tenías 15 años o si has tomado caminos más diversos para llegar a tu destino profesional final", agregó.

Pero el más grande problema no está en que la sociedad no se dé cuenta de esto, sino en que aún cuando el reconocimiento llega a los creativos "experimentales", ellos parecen no recibir ese estímulo. Retomando a Cezanne, Galenson opina que el artista diría "No estoy seguro de haber logrado nada". El problema no es cómo la gente lo juzga hasta antes de los 45 años (cuando alcanzó el éxito), sino que él se percibe como un profunda y oscura inseguridad.

"Si no has sido invitado a la Casa Blanca o lanzado una OPI de cobertura internacional antes de los 35 años, no hay ninguna razón para creer que estás fuera de tiempo para lograr esas cosas luego", dice Clark. Esto se aplica también para los gerentes y líderes: "nos corresponde tener la mente abierta y mostrar una confianza similar hacia nuestros empleados", finalizó.