Implicancia. El trabajo excesivo puede interferir en la salud física y emocional. Los afectados muestran desinterés por sus hobbies o relaciones personales. (Foto: Getty Images)
Implicancia. El trabajo excesivo puede interferir en la salud física y emocional. Los afectados muestran desinterés por sus hobbies o relaciones personales. (Foto: Getty Images)


De César Antúnez de Mayolo

Docente de Pacífico Business School


Hace varios años que, como gerente, trabaja más de 60 horas a la semana para tomar decisiones que le corresponden como líder.

Casi no puede desconectarse de la oficina, pero cuando lo hace se siente raro: añora estar “a mil”, respondiendo mensajes y llamadas, siempre atiborrado de pendientes.

Sus familiares y amigos le recomiendan que “baje el ritmo”. Tiene una familia que atender, pero trabajar mucho lo motiva, sobre todo cuando siente que tiene el control.

Sin embargo, a veces siente un estrés muy fuerte y le viene una fatiga que percibe es dañina para su salud.

- Cuestionamientos

¿Es una adicción que le hace bien? ¿Hasta qué punto el ser adicto al trabajo es bueno para uno mismo?

¿Por qué antes bastaba con ser eficiente en el trabajo, cumpliendo con ocho horas al día de lunes a viernes? ¿Nos gusta ser vistos como muy laboriosos para ser socialmente elogiados y respetados?

- ¿Obsesionado con su trabajo?

El ‘workaholismo’ tiene generalmente una connotación negativa. En 1971 el psicólogo Wayne E. Oates lo describió como “una necesidad incontrolable de trabajar sin parar”.

Los adictos al trabajo por lo general tienen un deseo compulsivo para trabajar duro, sintiéndose culpables y cansados cuando no laboran.

“Uno puede estar obsesionado con su trabajo laborando 35 horas semanales o nada obsesionado laborando más de 60 horas”.


Las motivaciones tienen que ver con valores, objetivos e intereses personales, necesidades psicológicas vinculadas a la autonomía y competitividad, así como exigencias y búsqueda de reconocimiento.

Se estima que alrededor del 10% de la población de EE.UU. es workahólica y esta adicción se da más en puestos gerenciales y en sectores como consultoría, comercio, comunicaciones y construcción.

- Efectos en la salud

Las adicciones como el alcoholismo vienen acompañadas de preocupaciones, variaciones en el carácter, intolerancia, privaciones, conflictos interpersonales y recurrencia, factores que también están presentes en adictos al trabajo.

Diversos estudios han relacionado a los workahólicos con enfermedades cardíacas, diabetes, depresión y ansiedad.

- Sustento científico

Según una investigación realizada en 2014 por las universidades de Bergen y Nottinghan, se encontró que los workahólicos tenían entre 2.6 y 3.4 veces más presencia de trastornos por déficit de atención por hiperactividad (TDAH), trastornos obsesivos compulsivos (TOC), ansiedad y depresión, en comparación a los no workahólicos.

Ser workahólico suele estar asociado a trabajar muchas horas, pero son cosas distintas.

Uno puede estar obsesionado con su trabajo laborando 35 horas semanales o nada obsesionado laborando más de 60 horas, siendo la cantidad de horas trabajadas solo un comportamiento y la obsesión un estado mental.

- Estableciendo diferencias

¿Trabajamos porque encontramos un significado especial en nuestra labor y nos gusta lo que hacemos?

Esas son motivaciones saludables. Sin embargo, si trabajamos muchas horas solo porque necesitamos el dinero para sostener nuestro estilo de vida o por ser adictos a ese ritmo, se trata de motivaciones no saludables.

- Antecedentes

Una investigación publicada en el 2017 en el Academy of Management Journal por Lieke ten Brummelhuis, reportó que los empleados que trabajaban muchas horas pero no estaban obsesionados con su trabajo no mostraban riesgos de síndrome metabólico ni problemas de salud.

Asimismo, se presentaron menos problemas de salud en aquellos entusiasmados con sus trabajos, así trabajen muchas horas.

“Los estudios relacionan a los workahólicos con enfermedades cardíacas, diabetes, depresión y ansiedad”.


Los desafíos profesionales son poderosos motivadores, pero solo si contamos con un genuino entusiasmo por lo que hacemos nos llenará de energía, automotivándonos.

Como sostuvo el destacado escritor y filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson, nada grandioso se ha logrado nunca sin entusiasmo.