Hace más de una década, la Asociación Peruana de Gastronomía (Apega), de la mano de Gastón Acurio, organizó Mistura, un espacio para congregar a los máximos exponente de nuestra cocina y una ventana para los productos nativos. El resultado fue un éxito rotundo que puso los ojos del mundo culinario en el Perú.
Pero tal como sucede con otros rubros, la cocina peruana no puede se detiene y busca nuevos espacios y enfoques hacia dónde dirigirse, más aún en tiempos de pandemia que no solo representó un gran obstáculo para muchos emprendedores, sino también un retroceso en lo que se venía desarrollando.
Por ello, los nuevos exponentes de la cocina peruana apuntan a cambios en la forma de consumo y exposición de la gran cadena que conforma nuestra cultura culinaria de cara a los comensales.
“Está pandemia está haciendo retroceder todo lo que habíamos avanzando, pero también es una oportunidad de crear nuevos espacios y mejorar los puntos más débiles”, explica André Patsias, dueño del restaurante Statera.
Para Patsias, Mistura ayudó a consolidar a Lima como una capital gastronómica, pero es momento de tomar el siguiente paso y comenzar a descentralizar los espacios de exhibición.
“La exposición debería trasladarse a otras regiones. Esto le dará más fuerza a nuestra reputación como país gastronómico llevando a los turistas a conocer la cultura de la comida en Cusco, los sabores de la Amazonía o las experiencias del norte”, precisa Patsias.
Del mismo modo, Francesco de Sanctis, dueño de Síbaris, señala que los trabajos en torno a la gastronomía peruana deben ir más allá de un espacio de ocio, sino implementar las diferentes disciplinas que abarcan nuestra cultura culinaria.
“No solo debemos presentar los locales de comida, sino dar un espacio a los biólogos, ingenieros pesqueros, entre otros especialistas que conforman esta gran cadena”, apunta De Sanctis.
Ambos cocineros explican, debido al impacto económica de la crisis sanitaria, se debe poner mayor énfasis en la relación con los productores locales. “Debemos dar a conocer su esfuerzo”, dijo De Sanctis.
Nueva ventana
La pandemia obligó a Francesca Ferreyros a posponer la apertura de un restaurante de fine dining. “Ya teníamos todo listo para abrir, pero la pandemia nos hizo cambiar de dirección”, explicó.
Durante el tiempo de cuarentena, comenzó a publicar recetas de comida asiática a través de sus redes sociales. La respuesta no solo fue positiva, sino que muchos buscaban conocer más de los platillos.
Fue tal la acogida que, en poco tiempo, abrió Baan, un restaurante que combina los sabores del sudeste asiático y nuestra Amazonía. “La interacción con los clientes fue bastante muy importante”, asgura Ferreyros.
La chef señala que muchas veces trabajan pensando en que un estilo podría no gustar a nuestro público local, pero nuestros comensales ya conocen sabores de otros países o buscan experimentar nuevos.