Por Juan Antonio Cuartero
Director general de Structuralia.com
La metodología BIM (Building Information Modeling), es una herramienta de trabajo colaborativo basada en el uso de un software dinámico de gestión de datos de una infraestructura civil a lo largo de la totalidad de su ciclo de vida, abarcando las tres fases generales más importantes de un proyecto: diseño, construcción y mantenimiento.
Con ello, el proceso de trabajo mediante BIM se basa la creación del denominado ‘Modelo de Información del Proyecto’, que comprende las características geométricas y diseño espacial de éste, sus interrelaciones espaciales con otros elementos, la planificación de sus diferentes partes en el tiempo, su información geográfica, así como los volúmenes y propiedades de sus componentes.
En este método, que alcanzará un mercado global de US$ 18.8 billones en el 2024, toman parte todos los diferentes tipos de profesionales organizadores del proyecto, tales como diseñadores, ingenieros, arquitectos, contratistas, constructores o proveedores.
Las distintas etapas de diseño y gestión de una infraestructura, junto con las fases de mantenimiento y desmantelamiento de la misma, transcurren inmersas en una dinámica de trabajo en la que pueden destacarse siete dimensiones diferentes:
Primera dimensión: La idea. Todo proyecto implantado de acuerdo a la metodología BIM parte de una idea inicial. En esta primera dimensión se incluirían actuaciones tales como la determinación de la localización y las condiciones iniciales de la estructura.
Segunda dimensión: El boceto. Tras la fase inicial, se procede a la preparación de la fase de boceto, en la cual se determinan las características genéricas del proyecto. Forman parte de esta fase la preparación de la modelización mediante el software BIM, el planteamiento de los materiales, la definición de las cargas estructurales, la determinación de la dimensión energética del proyecto y el establecimiento de las bases para la sostenibilidad de general de éste.
Tercera dimensión: El modelo gráfico tridimensional. Una vez recopilada la totalidad de la información respectiva a las dos primeras dimensiones, es momento de proceder a la modelización geométrica de la infraestructura en formato 3D.
Cuarta dimensión: El Tiempo. He aquí la principal seña de identidad que caracteriza y diferencia a BIM de otras metodologías y/o softwares de trabajo tradicionales: el dinamismo. Frente a los modelos de proyecto puramente estáticos en la realidad, la metodología BIM aporta una nueva dimensión temporal.
Quinta dimensión: El coste. Esta fase comprende el análisis y estimación de los costes del proyecto, además de su control a medida que este avance o se vea modificado. Al integrar BIM información detallada de cada una de los elementos integrantes, es relativamente sencillo generar informes presupuestarios en cualquier momento de la vida de la infraestructura.
Sexta dimensión: El análisis de sostenibilidad. Se trata del planteamiento y simulación de las alternativas contingentes y analizarlas, a fin de determinar cuál de ellas es más adecuada para ser llevada a cabo.
Sétima dimensión: La gestión del ciclo de vida. BIM representa un entorno de gestión en el que se localiza y organiza información referente a una infraestructura a lo largo de toda su vida útil.
De esta forma, existe un proceso de modificación y retroalimentación continuas que registran todas las variaciones entre el proyecto inicial y la realidad, de tal manera que exista una total correspondencia entre el modelo BIM y el resultado real.
La metodología BIM presenta importantes ventajas con respecto a la metodología CAD tradicional, especialmente en obras de gran envergadura, hasta el punto de que la ejecución de muchos de los grandes proyectos llevados a cabo durante los últimos años, tales como el Canal de Panamá o el Crossrail de Londres no hubiera sido posible sin BIM.
Entre todas sus ventajas destacan las derivadas de la incorporación de la dimensión temporal al proceso de diseño, así como de la integración de la gestión y mantenimiento durante los períodos de ciclo de vida y desmantelamiento de las infraestructuras. Estas incorporaciones permiten la optimización de las fases de diseño, construcción y mantenimiento en todas sus vertientes, al igual que facilita la generación de sinergias entre las distintas etapas del proyecto. Igualmente, posibilita una óptima elección entre las diferentes alternativas de proyecto más adecuadas.
Dadas estas ventajas, no es de extrañar que el uso de BIM haya sido aplicado con rotundo éxito en proyectos de gran envergadura. De entre ellos, el ejemplo del Crossrail de Londres es un ilustrativo sobre la importancia que la metodología adquiere sobre estas dimensiones. Gracias a su implantación, fue posible la gestión de más de 5 millones de documentos relativos al proceso constructivo, así como de un total de 300,000 archivos de modelos CAD. Incluso Malcolm Taylor, Jefe de Información Técnica de dicho proyecto, subrayó que la gestión de tal cantidad de información no hubiera sido posible sin BIM.
El Nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México es otra de las grandes infraestructuras que se suman a la gestión mediante BIM, habiendo recibido el galardón AEC Excellence Awards, entregado por Autodesk, de igual forma que el Canal de Panamá, que recibió el premio Autodesk BIM Experience por el diseño de su tercer complejo de esclusas.
Con semejantes datos, no es de extrañar que el uso de BIM se halla generalizado en el sector de la construcción en Europa durante los últimos años. De hecho, la Directiva 2014/24/UE introduce su uso en todas las licitaciones públicas a partir de septiembre de 2018 para los países miembros.
Es este sentido, llama la atención cómo en España el 85% de las empresas del sector aún no ha implementado de forma general en sus proyectos esta metodología de trabajo.
Sin embargo, la legislación española establece su uso obligatorio a partir del 26 de junio de 2019, con lo que en los próximos tiempos se brindarán grandes oportunidades profesionales en este ámbito. Otros países europeos que ya presentan sus proyectos mediante el uso de BIM son Reino Unido, Francia o Alemania, quienes representan la vanguardia europea tecnológica.
Igualmente destacable el papel de Latinoamérica en este terreno, donde algunos estudios avalan que la contratación de perfiles BIM Manager en 2020 aumentará un 11%. Países como Chile o Argentina ya están invirtiendo fuertemente en este tipo de tecnologías, en las que despuntan con obras como el hospital provincial de Curicó.
La metodología BIM ha llegado para quedarse, el futuro del sector de la ingeniería civil pasa por su dominio. Los perfiles especializados son, cada vez, más demandados por la industria y la destreza con su software se antoja esencial para el éxito profesional.