Docente de la carrera de Gestión de Negocios Internacionales de la Universidad Le Cordon Bleu
Para entender la magnitud del problema, debemos ser conscientes que en virtud de la última era de la globalización el turismo se ha constituido en los últimos años en la actividad económica de mayor crecimiento, superando largamente al comercio del petróleo como la actividad tradicional de mayor desarrollo, a nivel global.
Quizás por este rápido crecimiento, es común entre el público y los medios pasar por alto o subestimar las actividades turísticas, que hoy en la práctica tienen una gran trascendencia en la vida económica de muchos países. Según cifras de la Organización Mundial de Turismo de las Naciones Unidas, así como del Consejo Mundial de Viajes y Turismo, en el 2019 el turismo ya representaba más del 10% del PBI y el empleo, generando más de US$ 9.2 trillones y ocupando aproximadamente 334 millones puestos de trabajo, en todo el mundo. Tan solo como ejemplo de su importancia y de su notable crecimiento, entre el 2014 y 2019 uno de cada cuatro empleos en el mundo fue generado por esta actividad. Y tan solo en lo relacionado al turismo receptivo, en el 2019 se batieron todos los récords históricos al registrar cerca de 1,500 millones de arribos internacionales.
En muchas ciudades, regiones y países alrededor del mundo, el turismo se constituye entonces en un pilar estratégico de la economía, contribuyendo significativamente a la generación de empleo, el bienestar socioeconómico y el desarrollo o difusión de muchas culturas.
En nuestro país, el desarrollo y la importancia de esta actividad económica, llevada a cabo mayormente de forma descentralizada e inclusiva, no ha sido menor. Según cifras del MINCETUR, en el 2019 en nuestro país se registraron más de 45 millones de arribos por turismo interno y se batió un récord de 4.3 - 4.4 millones de arribos por turismo internacional o receptivo, esto es casi 15 veces más que la cantidad de turistas que arribaban al Perú a inicios de la década del 90.
La importancia para la economía y la generación de empleo por parte de la actividad turística en el Perú también es significativa. En el 2019, la contribución total del turismo al PBI del Perú superó el 4% y la del turismo receptivo a nuestra Balanza Comercial era cercana al 9%, siendo de lejos el servicio que más exporta nuestro país, motivando que uno de cada nueve a diez peruanos que conforman la población económicamente activa (PEA) percibiera directa o indirectamente ingresos provenientes de la actividad turística.
Es claro entonces que el turismo nos genera beneficios y que, por lo tanto, no debemos dejarlo de lado sino más bien enfocarnos en su pronta recuperación, que será la de los cientos de miles de peruanos que esperan recobrar su empleo y sus principales ingresos.
Muchos otros países ya lo vienen haciendo y, de hecho, muchos gobiernos que son conscientes no solo de la extraordinaria importancia, sino además de la gran vulnerabilidad de este sector, ya han aplicado efectivas medidas proactivas que han podido salvar millones de empleos que se encontraban en riesgo tras la caída de más del 90% de la actividad turística a nivel global debido a la pandemia.
Y es que más allá de tan solo aplicar necesarias medidas sanitarias y de bioseguridad, se pusieron en marcha extensos programas de ayuda económica directa a los operadores y establecimientos dependientes de la actividad turística, y se desplegaron campañas intensivas de promoción estrechamente coordinadas entre el sector público y privado, con el fin de captar la demanda que lentamente comienza a reactivarse y que todo hace prever que tardará un mayor tiempo de lo deseado para recuperarse hasta alcanzar los niveles prepandémicos, debido a los rezagos de la recesión económica y la renovada inflación global, que según los expertos se mantendrían por lo menos hasta el primer semestre del próximo año.
Este esfuerzo requerirá un notable esfuerzo y una mayor resiliencia del sector turismo en el Perú, mayores que en cualquier otra actividad, ya que tan solo antes de la reciente crisis inflacionaria los expertos locales ya estimaban un periodo de recuperación de la actividad turística de al menos dos años. Y hoy esta recuperación sería postergada aún más a la luz de la crisis económica, ahondada por los rezagos en las medidas de reactivación y la falta de confianza o credibilidad en las políticas del actual gobierno, por parte de un importante sector del empresariado que estaría reduciendo sus proyecciones de inversión en el país a niveles históricamente bajos e imprevistos hasta por los peores pronósticos.
Y es que no solo se trata en primer lugar de recuperar nuestro movimiento e ingresos turísticos prepandemia, sino de seguir creciendo, promocionando y compitiendo, hasta alcanzar por lo menos los niveles de turismo que nuestro país merece por la gran cantidad de recursos que aún deben ponerse en valor, así como por tratarse del principal destino multicultural y megadiverso de Sudamérica, pero que sin embargo dista aún mucho de los niveles de receptividad que llegan a varias decenas de millones de visitantes extranjeros en cada uno de los principales destinos turísticos del mundo.