El próximo 16 julio vence el plazo para que quienes quieran postular a las próximas elecciones presidenciales y congresales deban afiliarse a una organización política. Con la excepción, en el caso de las candidaturas a congresistas, del 20% que podrá ser designado directamente por los partidos entre afiliados o no afiliados.
Así, el próximo presidente de la República necesariamente tendrá que ser una de las personas que ya se encuentren inscritas en algún partido. Ante este escenario, resulta preocupante que, hasta el momento, no parezca haber surgido nuevas figuras políticas democráticas que ya hayan logrado conectar con una parte relevante de la población.
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A estas alturas en el 2009, a dos años de las elecciones del 2011, quien se convertiría en el próximo presidente –Ollanta Humala– tenía un 15% de intención de voto, mientras que quien fue su rival en segunda vuelta –Keiko Fujimori–, era apoyada por un 22%. Y en el 2014, a dos años de las elecciones del 2016, un 10% decía simpatizar con Pedro Pablo Kuczynski, a la vez que un 25% respaldaba la candidatura de Fujimori. Todo ello según Ipsos Perú.
Esta vez, sin embargo, no existen líderes a la vista que hayan figurado en encuestas recientes con porcentajes similares. Así las cosas, salvo por algún giro de último minuto, todo haría indicar que las próximas elecciones presidenciales se parecerán más a la fragmentación que vimos en el 2021, que a lo ocurrido en ocasiones anteriores. Esto es preocupante por varios motivos.
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Por un lado, ante un escenario de cerca de 30 partidos y en un país en el que gran parte decide su voto en las últimas semanas, puede que, una vez más, cualquiera que llegue al 5% se convierta en un candidato relevante. Ello haría que, como en el 2021, exista incertidumbre hasta el final sobre quiénes podrían llegar a segunda vuelta, lo que nunca es positivo para la estabilidad ni para la imagen que damos ante el mundo.
Quienes parecerían ser las dos candidaturas con mayor apoyo hasta la fecha son las de Keiko Fujimori –o eventualmente la de Alberto Fujimori, aunque algunos abogados han advertido que él no podría postular– y Antauro Humala, lo que no habla bien de la renovación política en nuestra democracia. Es decir, se trata de viejos conocidos.
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A estas alturas, ya deberían haber surgido nuevas candidaturas democráticas que apoyen la Constitución y el actual modelo económico y que ya hayan logrado conectar con una parte importante del país, si queremos evitar vivir un escenario de incertidumbre hasta el final como el del 2021. Y si no queremos depender de la suerte para que nuestro próximo Gobierno esté en manos de personas honestas y competentes.