CIFRAS. En términos macroeconómicos, julio fue el peor mes del actual Gobierno (hasta ahora). El PBI creció apenas 1.41% respecto de julio del 2021, la tasa más baja en lo que va del año y también la menor desde que Pedro Castillo asumió la presidencia. El resultado no es sorpresivo, pues el ambiente hostil en que las empresas han estado operando, la desconfianza en que se encuentra sumida la inversión privada y el deterioro de la administración pública, hacían prever que la desaceleración se ahondaría. Quizás lo llamativo sea que la ralentización del crecimiento no haya ocurrido antes. Y eso se debe a la resiliencia de la economía peruana, cuyos fundamentos le han permitido sobrellevar, por más tiempo del previsto, el caos que Castillo y sus allegados (más el Congreso) han creado.
Pero todo tiene su límite y parece ser que julio fue el punto de quiebre. Y mientras el mandatario describía, en su discurso de Fiestas Patrias, a un país similar a El Dorado –sin asumir responsabilidades por el enfriamiento económico–, el PBI mostraba lo que se venía advirtiendo desde hacía meses: agricultura caía por segundo mes consecutivo, debido a anomalías climáticas, pero sobre todo por la disminución de áreas sembradas ante la escasez de fertilizantes, mientras que minería metálica volvía a contraerse (tras un pequeño respiro en junio), pues los conflictos sociales se intensificaron, con mayor incidencia en Cusco y Apurímac.
Por su fuera poco, telecomunicaciones descendió nuevamente y por los mismos motivos que en junio: reducción del servicio de telefonía móvil (también de la fija), debido al menor tráfico registrado por las principales operadoras, explicado, según el INEI, por factores como la sustitución de llamadas mediante telefonía móvil a llamadas por apps. Esta situación está relacionada con el ajuste que están haciendo los hogares en sus gastos. Otro dato en ese sentido es que el consumo de los hogares solo creció 0.83%, tasa menor que la de junio. Comercio también se está enfriando.
El ministro de Economía, Kurt Burneo, que asumió el 5 de agosto, ha presentado un plan de reactivación (Impulso Perú) que ha sido recibido con escepticismo, en particular porque el Gobierno y sus acciones no generan confianza en el sector privado. Faltando tan poco para que termine el año, quizás haya que esperar a que recién el 2023 comiencen a verse algunos de sus efectos –si el Congreso colabora–. En tanto, el PBI anualizado continuó a la baja: de 5.51% en junio a 4.54% en julio. Y se acerca a las magras estimaciones para el cierre del año.