PROYECCIONES. El BCR ha puesto fin al breve periodo de proyecciones y datos económicos optimistas –muchos alejados de la realidad– que comenzó con el discurso de Fiestas Patrias del presidente Pedro Castillo, continuó con el Marco Macroeconómico Multianual (MMM) y el proyecto del Presupuesto Público 2023, elaborados por el MEF, aprobados por el Consejo de Ministros y presentados en agosto, y alcanzó su cenit con el plan de reactivación “Impulso Perú”, que el ministro de Economía, Kurt Burneo, estrenó este mes. Pero ha llegado el momento de volver a pisar tierra.
En su Reporte de Inflación (RI) de setiembre, publicado el fin de semana, el BCR revisó a la baja su proyección de crecimiento del PBI, del 3.1% previsto en junio, a 3.0%. Aunque no parezca un ajuste dramático, significa que habrá menos ingreso de divisas por exportación y menor recaudación tributaria, pues el nuevo cálculo reduce el pronóstico de expansión del PBI primario. Es más, dos sectores ya no se expandirán sino que se contraerán: pesca y, como consecuencia, manufactura. Minería metálica no descenderá, pero el 1.6% de crecimiento esperado dista mucho del que se preveía en marzo (5.9%). El RI tiene periodicidad trimestral.
¿Qué pasó? La respuesta es conocida y el BCR la reitera: la producción minera metálica disminuyó por el impacto de los conflictos sociales en algunas minas importantes. Además, la demanda de metales industriales como cobre y zinc caerá ante la desaceleración de la economía china, en particular debido a la crisis del mercado de vivienda, entre otros factores. El precio del cobre ya ha comenzado a descender. El RI también da cuenta de la reducción de las proyecciones de crecimiento para la economía mundial, desde los países avanzados, hasta los emergentes, incluida América Latina.
Es en este contexto, distinto del que se preveía a inicios de año, en que la economía peruana tendrá que bregar: un entorno externo difícil sumado a un Gobierno inepto que no entiende de manejo económico. El plan Impulso Perú intenta cubrir algo de ese vacío, pero por ahora Burneo parece encontrarse solo frente a un Gabinete con ideas retrógradas en materia laboral, agrícola, minera y hasta de género, y un Congreso que no parece interesado en preservar la estabilidad fiscal.
Y en ese contexto de parálisis, al que deben sumarse las pesimistas expectativas empresariales, el BCR mantuvo en 0% su proyección de variación de la inversión privada. Tampoco ha modificado su cálculo para la inversión pública: 2.1% de aumento, muy lejos de lo que promete el MEF.