Associate Director de Gobierno Corporativo de EY Perú.
El papel que desempeña el directorio, y en particular su presidente, dentro de una empresa es crucial porque tanto su gestión como sus decisiones pueden definir el futuro de la organización. Pensemos en el capitán de un barco, quien siempre debe mantenerse alerta, cumplir con su rol y, además, trascender de la formalidad y pensar fuera de la caja para prevenir una catástrofe para llegar a buen puerto. Los directorios, así como sus presidentes, no difieren mucho de este ejemplo de navegación, y como parte de su rol deben guiar correctamente a la compañía, marcando el norte y aportando valor al negocio.
Pero ¿realmente los directorios y sus presidentes están cumpliendo correctamente su rol? De acuerdo con el estudio de EY “Las herramientas de la presidencia del Directorio: Resultados de la encuesta sobre el rol del presidente”, existe un 7% de profesionales en los directorios que desconocen la existencia de ciertas funciones clave para una gestión eficaz. Una cifra interesante y que sorprende, ya que se espera que quienes desempeñan el rol de presidente del directorio cuenten con una vasta experiencia que les permita tener claras sus funciones básicas dentro de la compañía.
Entre las funciones básicas, figura el establecimiento de un plan anual de trabajo y un cronograma de reuniones, así como la definición de una agenda estratégica y su correcto seguimiento. Se trata pues de tareas que, aunque parecen sencillas, son primordiales porque permiten a la empresa tener objetivos, y un norte que los guie en su camino de crecimiento y desarrollo.
Sin embargo, el estudio evidencia que, aunque la mayoría de los presidentes considera que establecer un plan anual, así como un cronograma de reuniones son parte de su responsabilidad (más del 50%), el 25% indicó que no se encarga de ninguna de ellas. Lo mismo sucede con la agenda estratégica y el seguimiento de objetivos, funciones que muchas veces recaen en otros.
La presidencia debe aportar una visión de futuro para la compañía y ello requiere de la elaboración de agendas estratégicas alineadas con los objetivos y la utilización de herramientas de seguimiento que permitan monitorear los acuerdos asumidos para medir el grado de avance de la agenda mencionada, así como proveer una guía y estructura para el funcionamiento del directorio y de la compañía.
No realizar estas funciones puede generar que el Directorio dedique tiempo y esfuerzo a temas de coyuntura, posiblemente volátiles y de corto plazo, distrayendo su atención de los asuntos a mediano y largo plazo, lo que genera el riesgo de que el Directorio se enfoque en temas que no son necesariamente los más relevantes para forjar el futuro del negocio, y desaproveche los aportes que pudieran estar brindando el colectivo de sus miembros.
Las funciones básicas de los presidentes y sus directorios son importantes porque evitan trabajar en “modo piloto automático”, es decir, caer en el micromanagement en lugar de enfocarse en el big picture o visión a largo plazo. Generalmente, cuando un Directorio se ve envuelto en este esquema de trabajo cuasi operativo ocasiona que la Gerencia General (CEO) pierda autonomía y accountability, mezclando las funciones y ocasionando que los roles de ambos no estén bien definidos. Ello finalmente genera que ambos organismos internos terminen “estorbándose” entre sí, exponiéndose a la pérdida de talento en roles clave.
Por ello, es fundamental que el Directorio delimite claramente las funciones entre la Junta General de Accionistas, el Directorio, sus comités y la Gerencia, evitando de esta manera la superposición de funciones y que cada instancia logre enfocarse en sus objetivos.
El entorno actual está cambiando de manera drástica y demanda que nuestros directorios no solo aporten valor al negocio, sino también reformulen sus estrategias porque las fórmulas del pasado ya no suelen ser eficaces para gestar prosperidad y valor compartido. La presidencia puede hacer una diferencia sustantiva en el eficaz desempeño de un Directorio solamente a través del cumplimiento de sus funciones básicas, que como vemos son primordiales para una gestión correcta.
El trabajo de un presidente y de su directorio no es sencillo, requiere de habilidades, conocimientos y capacidades de adaptación para cumplir correctamente su rol y al mismo tiempo reinventarse constantemente para mantener a la empresa a flote y guiarla hacia su desarrollo a futuro.