Un operador europeo de deuda en dificultades está recaudando dinero para comprar bonos venezolanos en default que se cotizan por debajo de 10 centavos por dólar en medio de señales de alivio de las tensiones entre el presidente, Nicolás Maduro, la oposición política y Estados Unidos.
Claudio Zampa, fundador y gerente con sede en Suiza de Mangart Capital Management Ltd., dijo que su Phoenix Recovery Fund ha visto más interés y compromisos de inversión desde que los políticos venezolanos llegaron a un convenio el mes pasado para reiniciar las conversaciones destinadas a establecer las condiciones para las elecciones presidenciales del 2024.
Eso llevó a Estados Unidos a aliviar algunas restricciones sobre Chevron Corp. para permitir que el productor de petróleo expanda sus operaciones en Venezuela.
“Estamos al comienzo de un proceso de normalización que eventualmente conducirá a una reestructuración de la deuda”, dijo Zampa en una entrevista, cuyo fondo Phoenix es independiente de Mangart. “Los valores de recuperación son mucho más altos que los precios actuales”.
Zampa, quien ha estado involucrado en reestructuraciones en Argentina y Mozambique, dice que bonos de Venezuela eventualmente podrían valer 50 centavos. Está haciendo una apuesta a largo plazo por el país, apostando a que tendrá que reestructurar uno de los mayores paquetes de deuda en mora del mundo en términos favorables.
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Los tenedores de bonos han estado en la oscuridad desde que se suspendieron los pagos de unos US$ 60,000 millones de deuda emitida por el Gobierno y el productor estatal de petróleo PDVSA a fines de 2017. Las sanciones estadounidenses impuestas en el 2019 destinadas a obstaculizar las fuentes de financiamiento de Maduro también impusieron restricciones a los inversionistas estadounidenses que trataban de negocias la deuda.
Si bien Maduro ha expresado repetidamente su voluntad de compremeterse con los acreedores, hay pocas señales de que una resolución esté a la vuelta de la esquina.
Desde el lanzamiento del fondo en marzo, Zampa ha visto entradas de alrededor de US$ 10 millones, suficiente para acumular bonos con un valor nominal de aproximadamente US$ 200 millones. Está buscando recaudar otros US$ 40 millones.
Otros fondos han tomado posiciones similares, con la esperanza de una gran recompensa. Apenas unos días antes del acuerdo alcanzado en noviembre entre Maduro y la oposición, los bonos emitidos por Petróleos de Venezuela SA, conocida como PDVSA, se cotizaban a tan solo 2 centavos por dólar. Ahora están a 5 centavos.
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Los bonos del Gobierno también subieron un centavo y se mantienen por encima de los 9 centavos. La incertidumbre sobre cuándo y cómo Estados Unidos otorgará un mayor alivio de las sanciones impide que los precios sigan subiendo, ya que una reestructuración formal es casi imposible en las condiciones actuales.
La deuda en default de Venezuela ha acumulado casi US$ 30,000 millones en intereses, según cálculos de EMFI Group Ltd.
El acuerdo que otorgó a Chevron una licencia de seis meses para producir petróleo en Venezuela y reanudar las exportaciones es un avance positivo para los tenedores de bonos, ya que implica un acuerdo entre una empresa estadounidense y el Gobierno venezolano que cuenta con la bendición de la Administración Biden, explicó Zampa. El acuerdo también permite a Chevron cobrar el dinero que le debe PDVSA.
El hecho representa un paso adelante para los acreedores, pero los tenedores de bonos estadounidenses aún no pueden entablar conversaciones sobre la deuda con el Gobierno de Maduro ni hacer cumplir sus demandas en los tribunales estadounidenses. “Los inversionistas actualmente no están siendo tratados por igual”, aseveró.
A diferencia de algunos de sus pares, Phoenix, con sede en las Islas Caimán, no es un fondo de litigios, señaló Zampa. Opera por separado de Mangart. El fondo no cobra tarifas de administración, sino que opta por tomar una parte de las ganancias al momento del rescate.
Zampa enfatiza que los inversionistas aún podrían estar muy lejos de ver un pago significativo. El próximo hito puede llegar con las elecciones, pero podrían pasar tres años más antes de que comiencen las conversaciones sobre la deuda, estima Zampa.
Cree que valdrá la pena la espera.
“Los bonos de Venezuela son como una opción que nunca vence”, dijo.