Los Estados miembros de la Unión Europea (UE) seguirán negociando este fin de semana el sexto paquete de sanciones contra Rusia por la guerra en Ucrania, que incluye un veto al petróleo ruso que todavía no cuenta con el visto bueno de todas las capitales, necesario para que salga adelante.
La reunión que mantuvieron este viernes embajadores de los Veintisiete de la UE no sirvió para resolver todavía los problemas que plantean países como Hungría, Eslovaquia o República Checa, explicaron diversas fuentes diplomáticas.
Estos tres socios, muy dependientes de las importaciones de crudo desde Rusia, piden que el periodo de transición para desprenderse de su petróleo sea más largo, a pesar de que Bruselas ha planteado una excepción para Budapest y Bratislava que les daría un año más que al resto para conseguirlo, hasta el 31 de diciembre del 2023.
Aunque originalmente no estaba incluida en este trato especial, Praga también ha pedido públicamente un aplazamiento de dos o incluso tres años para desengancharse del crudo ruso, según declaró el propio primer ministro checo, Petr Fiala.
Su colega húngaro, Viktor Orbán, optó este viernes por un tono más duro para criticar la propuesta de Bruselas como una “bomba atómica” para su país y, tras alegar que un plazo de año y medio no sería suficiente, abogó por darse cuatro o cinco años “con una inversión de mucho dinero”.
Entre tanto, el alto representante de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, dijo que hay que “tomar en consideración” y “buscar una solución” para resolver los “problemas” de Hungría, puesto que “no es lo mismo tener costa y que te puedan llegar petroleros a no tener costa y que no te pueda llegar petróleo por ninguna otra parte que no sea Rusia”.
En cualquier caso, el jefe de la diplomacia europea aseguró que si no es posible llegar a un acuerdo entre los Veintisiete a nivel de embajadores será necesario elevar el asunto a una reunión de ministros para desbloquear la situación.
Entre tanto, fuentes diplomáticas insisten en que el objetivo es llegar a un acuerdo “de aquí al fin de la semana”, así como que las diferencias entre los Estados miembros “no son políticas” sino técnicas.
El objetivo de Francia como presidente de turno de la UE es continuar con los trabajos técnicos con la Comisión Europea y los Estados miembros y convocar de nuevo a los embajadores de los Veintisiete cuando se haya avanzado lo suficiente.
La propuesta del Ejecutivo comunitario, presentada el miércoles, aspira a prohibir las importaciones de petróleo ruso en la UE seis meses después de la entrada en vigor de las sanciones, mientras que en el caso del petróleo refinado el plazo se amplía a ocho meses.
Las sanciones también vetarían toda posible asistencia técnica, directa o indirecta, y todo servicio de intermediación, incluida la financiera y los seguros, que estén relacionados con la prohibición al petróleo ruso.
Además, para evitar que los petroleros rusos puedan esquivar las sanciones, el texto pide prohibir el transporte de crudo ruso en todas sus modalidades, incluidas las trasferencias de carga “de barco a barco” de naves rusas a cargueros de otro pabellón.
En el frente financiero, Bruselas propone añadir a la lista de bancos rusos excluidos del sistema internacional de transacciones Swift a Sberbank, el mayor del país, así como al Banco Agrícola de Rusia, participado al cien por cien por el Estado, y al Banco de Crédito de Moscú.
Bruselas ha propuesto también sancionar a individuos, como al coronel ruso conocido como “el carnicero de Bucha” o el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, y a una veintena de empresas vinculadas al Ministerio de Defensa o el Ejército ruso, así como a tres medios de comunicación.