La prohibición que planea Europa sobre las importaciones de petróleo ruso y la relajación de las restricciones de COVID-19 en China amenazan con sumar una nueva sacudida al aumento de los precios al consumidor.
Los líderes de la Unión Europea acordaron el lunes buscar una prohibición parcial de las importaciones de crudo ruso para castigar al Kremlin por la invasión a Ucrania.
La medida sigue a un proceso en el que Europa compra cada vez menos a Moscú y redibuja aún más los flujos globales de la productos básicos, justo cuando la inflación en la eurozona alcanza su punto más alto.
“Los flujos comerciales globales seguramente cambiarán”, dijeron los analistas de RBC Capital Markets Michael Tran y Helima Croft en una nota. “Resultará económicamente inflacionario para todas los países involucrados”.
La medida se produce al tiempo que China muestra signos de estar ganando su batalla contra el COVID, lo que podría reactivar la mayor fuente de demanda. El país reportó nuevos casos por debajo de 100 por primera vez desde principios de marzo, y las autoridades están relajando las restricciones en Shanghái y suavizando tentativamente las restricciones en Pekín.
Los futuros de Brent subieron este martes hasta un 2% para alcanzar los US$ 124.10 por barril, en lo que va del año han subido un 58%.
Un repunte adicional sería recibido con consternación entre las naciones consumidoras de petróleo, especialmente porque el alza en los precios minoristas del combustible ha superado con creces los aumentos del crudo.
Acelerador de inflación
Los economistas de Rabobank predicen que la prohibición de Europa sobre las importaciones marítimas de petróleo ruso hundirá a las 19 naciones de la eurozona en una recesión a finales de este año. Ahora prevén un crecimiento anual completo del 2.2% para el 2022 y una contracción del 0.1% en el 2023.
Bloomberg Economics estima que una ganancia en el tercer trimestre de US$ 10 por barril en los precios generales del petróleo agregaría alrededor de 0.2 puntos porcentuales a la inflación en Europa y 0.4 puntos porcentuales a la de Estados Unidos. Sin embargo, el efecto sobre el crecimiento económico sería relativamente insignificante, especialmente para Estados Unidos, que es un gran productor de energía.
El presidente estadounidense, Joe Biden, ha estado luchando para reducir los precios del combustible mediante la liberación de reservas de emergencia, pero eso no ha impedido que la gasolina minorista siga golpeando récords y acercándose a los US$5 por galón.
Su Administración incluso ha preguntado a las refinerías de petróleo sobre la viabilidad de reactivar operaciones y recuperar la capacidad suspendida. En el Reino Unido, los precios de la gasolina están alrededor de 100 libras, o US$ 126, para llenar un automóvil familiar estándar con diésel.
Mientras tanto, Alemania está tratando de aliviar el golpe del aumento de combustible ofreciendo un descuento masivo en el transporte público para promover que la gente use menos sus autos este verano, pero eso no es suficiente para la Agencia Internacional de Energía, que ha sugerido límites temporales de velocidad en la autopista.
“Estamos en tiempos de guerra, en una crisis energética, y es mejor que nos preparemos para tiempos aún más difíciles”, dijo el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, a la revista alemana Der Spiegel en una entrevista publicada este martes. “Conducir unos pocos kilómetros por hora más lento es solo un pequeño compromiso en comparación con el sufrimiento de la gente en Ucrania”.
El potencial regreso de China es de vital importancia. Sus recientes restricciones por el COVID mantuvieron a raya los precios, lo que significa que la capacidad de la nación para encontrar un equilibrio entre sostener el crecimiento económico y combatir el virus bien puede resultar fundamental para el mercado del crudo este año.