El 2 de junio, casi 100 millones de mexicanos podrán votar para elegir al próximo presidente del país. Claudia Sheinbaum, del partido gobernante Morena, tiene posibilidades de ganar cómodamente. Los sondeos de opinión la sitúan con 25 puntos de ventaja.
Pero la presidencia solo es uno de los 20,000 cargos en juego en las que serán las elecciones más grandes de la historia de México, en cuanto a número de votantes y cargos disponibles. Los mexicanos también elegirán representantes para los 628 escaños del Congreso, a nueve gobernadores, más de 1,000 legisladores locales y unos 18,000 cargos municipales.
Los resultados determinarán el entorno político en el que se desenvolverá el próximo presidente. También podrían definir el futuro de los partidos de oposición tradicionales de México, desacreditados desde su última etapa en el poder.
“Lo que está en juego es la viabilidad democrática de México: la posibilidad de tener un sistema de partidos que refleje el pluralismo democrático del país”, afirmó Clemente Castañeda, senador que aspira a la reelección con Movimiento Ciudadano, un partido progresista relativamente joven.
Los mexicanos deben decidir entre tres agrupaciones. Morena está aliada con el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México. La principal oposición es la coalición Fuerza y Corazón por México, que combina a los partidos tradicionales, incluidos rivales con ideas y programas diferentes: el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México durante siete décadas, el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática. Movimiento Ciudadano presenta candidatos en solitario.
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Es improbable que la coalición de Morena obtenga la supermayoría en el Congreso que le permita modificar la Constitución. (La ganó en 2018, pero volvió a perderla en 2021). El presidente Andrés Manuel López Obrador presentó en febrero un paquete de cambios para hacer precisamente eso. Incluye la elección de jueces por votación popular, el cierre de organismos reguladores independientes y el aumento del control gubernamental de la autoridad de supervisión electoral.
No parece probable que este paquete se apruebe. Siete de los 32 estados mexicanos tienen una importancia desproporcionada, con cerca del 50% de todos los votos. Entre ellos se encuentran la Ciudad de México y Nuevo León, un estado septentrional que alberga a Monterrey, la capital empresarial. Aunque Sheinbaum ganará la mayoría de estos estados clave en la votación presidencial, la oposición podría ganar en muchas de las demás contiendas.
Morena controla las zonas rurales y los barrios más pobres de los pueblos y ciudades. Pero los lugares con poblaciones más ricas y con mayor escolaridad tienden a ver patrones de voto más estratégicos, comentó Daniel Linsker, de la consultora Control Risks. Se espera que los votantes de Nuevo León y Jalisco, otro estado importante para las empresas, voten por Sheinbaum, pero por partidos de la oposición en las elecciones locales.
Movimiento Ciudadano apuesta por ese voto dividido. Mientras que las encuestan sitúan a su candidato presidencial con resultados de dos dígitos bajos, los gobernadores elegidos en ambos estados son de ese partido. “En estas elecciones, el voto cruzado es urgentemente necesario para equilibrar los poderes”, señaló Luis Donaldo Colosio, alcalde de Monterrey por el Movimiento Ciudadano.
Celebrar todas las elecciones en un solo día quizás aumente la participación. Pero también es probable que se imponga una dinámica de “el ganador se lo lleva todo” que podría favorecer al candidato en el poder. Según Linsker, esta dinámica quizá sea marcada sobre todo en las elecciones al Congreso porque la mayoría de los mexicanos no conocen a sus candidatos. “Así que simplemente acaban votando por el mismo partido que para la presidencia”, explicó.
Morena, más un club de fans de López Obrador que un partido, podría perder fuerza cuando el mandatario deje la presidencia. Un tercio de sus gobernadores electos desde 2018 militaban en el PRI y dieron saltos maquiavélicos a Morena para mantenerse en el poder. Es probable que las elecciones vuelvan a dejar la política mexicana en vilo.
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