Cuando una persona se expone al COVID, ¿importa en qué cantidad? Durante mucho tiempo se ha creído que besar apasionadamente a una persona altamente contagiosa en un bar conducirá a un caso mucho peor que inhalar algunos fragmentos del virus en un paseo por el parque. Cuanto mayor sea la “carga viral” inicial, más se enfermará.
En realidad, pueda que no. A juzgar por una nueva investigación, los cálculos no dan.
Antes de ahondar en el tema, consideremos la noción de una dosis fatal y cómo podría conducir a un instinto incorrecto sobre la infección viral. Con sustancias como el plomo o el arsénico, la dosis inicial define el efecto: si es mayor de lo que el cuerpo humano puede tolerar, nos enfermaremos o incluso moriremos.
Los virus, por el contrario, usan células humanas para multiplicarse a tasas exponenciales, por lo general se duplican cada dos horas si se les permite crecer sin obstáculo alguno. Así, el efecto en el cuerpo depende de cuánto logren propagarse.
Para darnos una idea de cómo sería esto con el COVID, un grupo de investigadores construyó modelos matemáticos para reflejar cómo el virus infecta las células humanas, cómo se reproduce y cómo las personas terminan sintiéndose enfermas. La investigación aún no ha sido revisada por pares, pero desde la perspectiva de este matemático, el instinto es convincente.
Los virus del COVID nos bombardean regularmente, justo cuando estamos caminando, pero no siempre alcanzan nuestras vías respiratorias. Pueden quedar atrapados en el vello de la nariz o infectar una célula pero no reproducirse. Así como el sexo no siempre resulta en un embarazo, la exposición no garantiza la infección. Hay un elemento de aleatoriedad.
Sin embargo, una vez que un virus comienza a reproducirse, su impacto depende de su interacción con el sistema inmunitario (específicamente, la parte de acción rápida llamada respuesta inmunitaria innata). Las células infectadas producen una sustancia llamada interferón, que protege a las células cercanas de la infección. El crecimiento exponencial de las células productoras de interferón finalmente alcanza el crecimiento exponencial del virus, pero a medida que el cuerpo se inunda con interferón, las personas se sienten realmente enfermas.
Ahora consideremos con números realistas cómo funciona esto con diferentes cargas virales. Supongamos que una persona se contagia con una pequeña cantidad de virus al mediodía. Durante las próximas cinco horas, esa cantidad se duplica tres veces, creciendo hasta ocho veces la cantidad original.
La respuesta inmunológica a las 5 p.m., y la incomodidad concomitante, estarían solo un poco más desarrolladas que si la persona se infectara repentinamente con ocho veces la cantidad original a las 5 p.m. Y considerando lo rápido que es el crecimiento exponencial, a partir de ese momento, la progresión y el pico de la enfermedad serían esencialmente idénticos.
Entonces, ¿cómo concluyen otros estudios que la carga viral importa? Los investigadores llenan directamente las vías respiratorias de los ratones con pipetas de virus activo, infectando instantáneamente grandes porciones de sus células pulmonares. Una infección tan específica en una parte tan vulnerable del cuerpo nunca le sucede a los humanos en la vida real. Sería como succionar una jeringa para sazonar pavos llena de COVID. Nadie hace eso.
En resumen, no se preocupe por la carga viral. Si desea evitar infecciones, los tapabocas ayudan, y los tapabocas buenos aún más. Pero si se contagia, terminará sintiéndose tan mal como si no hubiera usado un tapabocas. Y en ese caso, estar vacunado es la mejor manera de evitar llegar a sentirse muy mal.