El Banco Central Europeo (BCE) considera que las vulnerabilidades de la estabilidad financiera continúan siendo elevadas en un entorno volátil, marcado por la gran incertidumbre económica, geopolítica y en materia comercial.
El organismo ha publicado este miércoles su informe semestral de estabilidad financiera, en el que concluye que las perspectivas se han visto ensombrecidas y que, aunque los mercados financieros se han mostrado resistentes hasta el momento, “no hay lugar para la complacencia”.
“Junto con la incertidumbre geopolítica y política, las tensiones comerciales mundiales van en aumento, lo que incrementa el riesgo de eventos de cola”, ha asegurado el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos.
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Según el informe, los mercados financieros han experimentado en los últimos meses varios repuntes de volatilidad pronunciados pero de corta duración, al tiempo que en la eurozona el foco de preocupación ha pasado de la inflación a la posibilidad de un crecimiento más débil de lo esperado.
En este contexto, el BCE ha identificado tres factores principales de riesgo para la estabilidad financiera.
En primer lugar, ha asegurado que las elevadas valoraciones y la fuerte concentración de riesgos hacen que los mercados financieros sean más vulnerables a dinámicas adversas que podrían verse amplificadas por las entidades no bancarias dada su fragilidad de liquidez, que en algunos casos se une a un elevado apalancamiento y exposiciones concentradas.
Temor por la sostenibilidad de la deuda
En segundo lugar, la incertidumbre política, la debilidad de las reglas fiscales en algunos países y el débil crecimiento podrían reavivar la preocupación del mercado por la sostenibilidad de la deuda soberana, en un momento en que su coste aumentará a medida que se renuevan a tipos de interés más altos.
El organismo ha apuntado en el caso de las empresas que los elevados costes de los préstamos y las débiles perspectivas de crecimiento siguen lastrando sus balances en un contexto en el que registran un descenso de los beneficios.
Por su parte, las perspectivas del mercado inmobiliario son desiguales, ya que mientras que los precios de las viviendas residenciales se estabilizan, los inmuebles comerciales siguen sometidos a tensiones; al tiempo que los hogares se benefician de la solidez del mercado laboral y el aumento del ahorro.
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Por último, la vulnerabilidad al riesgo de crédito de algunos hogares y empresas de la eurozona podría debilitar la calidad de los activos de los bancos y de los intermediarios financieros no bancarios si el producto interior bruto (PIB) crece menos de lo previsto.
Asimismo, las pérdidas por riesgos inmobiliarios comerciales podrían seguir aumentando y ser significativas para bancos individuales y fondos de inversión, aunque, en conjunto, la capacidad de los bancos para absorber el deterioro sigue respaldada por los elevados niveles de rentabilidad y las reservas de capital y liquidez.
El BCE ha recomendado a las autoridades que mantengan los actuales requisitos de capital “con medidas basadas en los prestatarios que garanticen unos estándares de préstamo sólidos”.
Además, ha pedido que se pongan en marcha un conjunto completo de medidas para mejorar la resistencia en el sector de los intermediarios financieros no bancarios y contribuir así a unos mercados de capitales más integrados.
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