Goldman Sachs Group Inc. redujo en un 23% su estimación de ventas de bonos soberanos en dólares en los mercados emergentes este año, debido a que la volatilidad de los mercados financieros eleva los costos de endeudamiento.
La emisión total de deuda se prevé en alrededor de US$ 85,000 millones para el 2022, lo que contrasta con una estimación anterior de alrededor de US$ 110,000 millones, según una nota de Teresa Alves, estratega de Goldman en Londres, publicada el lunes. La cifra sería la más baja desde el 2015, y un 38% inferior al promedio de los últimos cinco años, según la nota.
Los Gobiernos y las empresas de todo el mundo están reduciendo las ventas de deuda a medida que las alzas de las tasas de interés por parte de los principales bancos centrales y la guerra en Ucrania aumentan los costos de endeudamiento.
La inflación también está deteriorando las condiciones para los prestatarios, que han visto subir más de 300 puntos básicos, hasta el 7.45%, el rendimiento promedio de la deuda en dólares de mercados emergentes desde principios de año.
“La mayor volatilidad del mercado y el aumento de los rendimientos han dificultado el acceso de los soberanos a los mercados de capital”, escribió Alves. “El acceso al mercado sigue siendo difícil para los emisores de alto rendimiento, mientras que, en el grado de inversión, los altos precios del petróleo han provocado una escasa emisión del Consejo de Cooperación del Golfo”.
América Latina probablemente será el mayor emisor regional este año, seguido de Asia y la región del CCG, “aunque vemos riesgos a la baja en nuestra previsión de emisión del CCG a la luz de los altos precios del petróleo”, escribió la estratega.
Goldman también recortó su proyección de emisión de deuda soberana de alto rendimiento a US$ 35,000 millones en el 2022, frente a la estimación anterior de US$ 50,000 millones. Este nuevo objetivo sería un nivel similar al del 2015, según la nota.
Mientras tanto, las ventas de bonos de los países con grado de inversión ahora se prevén en US$ 50,000 millones, frente a los US$ 60,000 millones anteriores, ya que los altos precios del petróleo reducen la demanda de financiamiento para los países de Medio Oriente.