El jefe del Comando Sur estadounidense, el almirante Craig Faller, señaló que Estados Unidos permanece atento a los impactos que en materia de Defensa pueda suponer el coronavirus COVID-19 en Latinoamérica, región que en estos momento es el “epicentro mundial” de la pandemia.
La máxima autoridad del Comando Sur, que es el nexo de las Fuerzas Armadas estadounidenses con Latinoamérica, recordó que Estados Unidos es el donante principal en cuanto a ayuda humanitaria en Latinoamérica, con más de 330 proyectos en la región sólo en los últimos 6 meses.
“Queremos que sepan que somos un socio confiable”, dijo a su turno la embajadora y subcomandante civil en esta base militar Jean Manes, durante una videoconferencia organizada por el Consejo de las Américas y moderada por su vicepresidente Eric Farnsworth.
Faller puso de relieve los casos de Brasil y Colombia, dos de los principales socios y “pilares” en la región para combatir el narcotráfico.
Se refirió en especial a Colombia, donde “a pesar de armar un grupo influyente de países para combatir el tráfico de drogas transnacional, la seguridad del país se ve amenazada por grupos como las FARC y ELN que se han resguardado bajo el régimen de (Nicolás) Maduro en Venezuela”.
Faller dijo que Colombia ha tenido que responder, y lo ha hecho bastante bien, a la acción de esos “grupos criminales” que han encontrado refugio en Venezuela y en medio de un contexto como el de la pandemia del coronavirus, lo que ha dificultado el proceso de paz en ese país.
Relató que cuando en julio pasado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le preguntó con quién en el hemisferio le gustaría ir a la batalla respondió: “Sin dudarlo, le dije a los colombianos”. “Trabajan duro en su profesionalismo y confío en ellos”, agregó.
El almirante señaló que el “centro de gravedad” que permite que Maduro siga al frente de Venezuela son actores externos, en concreto Cuba, Rusia, China e Irán.
La embajadora Manes destacó sobre Venezuela que Estados Unidos está comprometido “con la planificación regular del día después", o incluso "la planificación década después”, e involucra al sector privado “a lo grande”.
El almirante señaló que respecto a la crisis venezolana, Estados Unidos y las agencias internacionales han trabajado en el marco del derecho internacional, aunque concedió que ello “no sea lo suficientemente rápido para la gente de Venezuela”.
Alertó, además, de “las amenazas de la industria y la intrusión de China”, que son “reales y alarmantes”, y en ese sentido avisó que si se llega lejos en una “asociación con China” no se abrirá una “puerta trasera” sino una “tubería abierta a Pekín”.
Agregó que, por ejemplo, gran parte de la pesca ilegal proviene de China, una “influencia corrosiva” en el hemisferio occidental, que afronta las amenazas de este delito así como de los ciberataques y la circulación de las criptomonedas, con el 60% de ellas circulando en este hemisferio.
Interrogados sobre la relación de Estados Unidos con América Central, la embajadora señaló que la mejor manera de dar estabilidad es invertir en instituciones que ayuden a ello y evitar así la migración de muchos de los ciudadanos de esos países.
“Cuando una persona ya ha decidido emigrar, esa batalla básicamente ha terminado, porque fue una decisión complicada. Por eso tenemos que enfocarnos en los problemas de raíz para apoyar la estabilidad de los estados”, dijo la embajadora Manes.
Respecto a las elecciones presidenciales de noviembre próximo en Estados Unidos y como pueden influir en las prioridades regionales, Faller dijo que “las políticas se derivan de la política, las asociaciones de larga data ofrecerán continuidad” y en ese sentido dijo: “Estamos en un muy buen espacio para el corto plazo”.
“Lo que es importante para nuestros socios, es importante para nosotros”, resaltó el almirante.