La controvertida subasta de piezas precolombinas que Christie’s realizó la noche del miércoles en París, y que había sido criticada por cinco países latinoamericanos entre ellos el Perú, recaudó 3,062 millones de euros (US$ 3.5 millones), informó la compañía.
La venta de estas obras maestras de arte precolombino y taino de la colección Fiore Arts incluía vasijas mayas, diversas figuras aztecas o utensilios de uso cotidiano.
El lote estrella de la subasta fue un hacha maya de la costa pacífica de 32 centímetros, por la que se pagaron 692,000 euros (unos US$ 794,000).
El pasado martes Colombia, Guatemala, Honduras, México y Perú expresaron su rechazo colectivo a la venta de bienes culturales prehispánicos e invitaron a quienes tengan en su posesión ese tipo de obras de sus países a devolverlas.
México había subrayado previamente su “profunda preocupación” por esta y otra subasta similar celebrada el pasado 2 de noviembre. El país envió una nota al Gobierno francés para quejarse y reclamó a los presidentes de las dos casas de subastas anular ambas operaciones, pero su solicitud no fue atendida.
Estos países latinoamericanos consideran que estas transacciones fomentan “el pillaje, el saqueo, el tráfico ilícito y el blanqueo de bienes perpetrados por la delincuencia organizada transnacional”.
Christie’s se defendió entonces, asegurando que no hay “ninguna razón” para creer que su propiedad es de una fuente ilícita o que su venta es contraria a la ley francesa, ya que, aseguran, realizaron los controles pertinentes.
“Como custodios del arte tenemos el deber de investigar cuidadosamente los objetos que manejamos y vendemos”, explicó la portavoz de Christie’s, que apuntó que uno de los requisitos es que los vendedores proporcionen evidencia de propiedad.
A finales de octubre, la Unesco organizó en su sede de París una ceremonia para marcar la devolución a Guatemala de un fragmento de una estela de un rey maya que había sido saqueado y sacado ilegalmente del país en la década de 1960.
La pieza salió a la luz pública en el 2019 durante una subasta, aunque el Gobierno guatemalteco logró bloquear su venta. Finalmente, su propietaria donó voluntariamente el fragmento al país centroamericano.