La cotización del cobre, principal producto de exportación peruano, escaló en el 2023, por encima de lo que inicialmente preveían los analistas.
El precio del metal cerró el año alrededor de US$ 3.8 la libra. En enero, por otro lado, llegó a picos alrededor de US$ 4.25.
Isaac Foinquinos, economista senior de Macroconsult, indicó que inicialmente se esperaba un precio promedio del metal para el 2023 alrededor de US$ 3.6 la libra, mientras que ahora la expectativa es de US$ 4.
“El principal motivo de esta revisión es el mejor crecimiento esperado de China, que pasó de una proyección (del FMI) de 4.4% a 5.2% para el 2023. No obstante, no siempre estará por encima de US$ 4, sino que posiblemente en la segunda parte se vean niveles más bajos″, anotó.
Reapertura de China
Según Katherine Salazar, analista del Departamento de Estudios Económicos del Scotiabank, es posible que el metal rojo siga manteniendo sus niveles actuales al menos en el primer trimestre del 2023.
Mencionó que el aumento del precio del cobre coincidió con la reapertura de China, que dejó atrás su política de covid cero a fines del año pasado.
“A inicios de enero la reapertura fue entera, pero también estuvieron los feriados por el año nuevo chino. Veremos ahora si la demanda de ese país se mantiene aún sólida, ello en favor del metal”, anotó.
César Romero, jefe de Investigación de Renta4 SAB, espera que el precio del cobre se mantengan por encima de US$ 4 en lo que resta del trimestre.
Mencionó que en estos primeros meses las cotizaciones han interiorizado la reapertura de China y sus mejores perspectivas de crecimiento.
“El impacto de China en el cobre, de cara al segundo y tercer trimestre, dependerá de la evolución de los contagios (covid), y si hay mayor inversión por el lado de construcción. Si continúa la lucha con EE.UU. por el dominio del nivel tecnológico (chips semiconductores) podría ser un factor negativo para el metal. El dato de actividad económica del segundo trimestre (de China) dará información de si se vuelven a revisar sus previsiones”, anotó.
Dólar y menor sentimiento de recesión
Salazar, Foinquinos y Romero explicaron también que parte de lo que hoy reflejan las cotizaciones es la “debilidad” del dólar. Esto va en línea también con un menor sentimiento de recesión en EE.UU., factor que podría continuar en favor del cobre.
Romero señaló que, por otro lado, de haber una postura más hawkish (política monetaria más restrictiva) por parte de la Reserva Federal (Fed) en sus tasas, este sería un impacto que podría presionar a la baja al precio del cobre, en particular en la segunda parte del año.
Cabe indicar que, en lo que va del año, analistas han mencionado que la divisa estadounidense ha perdido fuerza por el dato de inflación que ha cedido en ese país. Esto mejoró las perspectivas sobre una mayor flexibilidad de Fed respecto a su aumento de tasas (recesión de EE.UU. más débil).
El último aumento (del 1 de febrero) de esta tasa fue de 25 puntos básicos, como esperaba el mercado y dando un paso atrás en la envergadura de los aumentos.
“Cuando suele caer el dólar impulsa otras monedas y commodities. Por otro lado, los sentimientos de recesión en EE.UU. son más superficiales de los que se tenía a inicios del año anterior”, precisó Salazar.
Oferta del metal
Romero señaló que los niveles actuales del cobre responden también a una menor oferta. Explicó que los inventarios del metal han venido reduciéndose desde inicios del 2021, situación que continúa.
No obstante, sería un factor que se empiece a disipar en los siguientes meses, según Foinquinos, en particular si no hay problemas con los embarques del metal en Las Bambas y Antapaccay.
“Cuando desaparezcan las protestas, y no haya temores por el lado de la oferta, es posible que se empiece a ver un cobre que corrija hacia abajo”, agregó.
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En esa línea, la economista del Scotiabank señaló que se podría sentir una mayor oferta del metal posiblemente en la segunda parte del año, factor que podría presionar a la baja sus cotizaciones. Esto podría hacer que el cobre corrija por debajo de US$ 4 la libra.
“En el mediano plazo en el segundo o tercer trimestre podría verse más presiones a la baja en el precio. No solo está entrando a producir Quellaveco, sino también otras unidades en Chile y el Congo (Kamoa Kakula). Antes, veíamos la demanda crecer y una oferta limitada, pero ahora mas bien vemos un mercado superavitario hacia adelante”, anotó.
Transición energética
Por otro lado, un factor de soporte para el precio del cobre, más hacia el segundo semestre del año, es la demanda por el metal con miras a proyectos de transición energética hacia fuentes renovables, según Romero.
“La demanda de cobre, solo por el canal de energía renovable y autos eléctricos, debería aumentar en promedio 30% en el 2023. Aún se está reajustando las condiciones postcovid, por lo que este sería un efecto que se vería posiblemente en la segunda parte del año. Esto último sobre todo si es que la inflación está para bajar”, anotó.
Economía peruana
Según Foinquinos y Romero, los mayores precios del cobre mejorarían las perspectivas sobre el crecimiento del valor exportado del canal minero del Perú.
Esto se reflejaría también en una mayor holgura fiscal. No obstante, se tendría que sopesar ello con el impacto en las operaciones mineras por las protestas.
“Por lo general el precio del cobre es un factor que se tiene en cuenta en la balanza comercial y nos beneficia por el lado tributario. Siempre va a ser positiva una cotización mayor del cobre, sobre todo si viene por el lado de China, que es nuestro principal socio comercial”, dijo Romero.
Por otro lado, también podría haber un impacto por el lado de una mayor entrada de divisas y, por lo tanto, en el tipo de cambio (factor que impacta en la inflación), según los analistas.
“Un mayor precio promedio del cobre termina en mayores exportaciones e ingresos fiscales que terminan en un menor déficit fiscal. Podría haber un impacto también por el lado del dólar, y en la inversión minera por unos mejores términos de intercambio. Las mineras tendrían más recursos disponibles para invertir, aunque ahí entran a tallar otros factores como la incertidumbre local”, dijo Foinquinos.