Las monedas de América Latina, en su mayoría con un desempeño sólido este año gracias a elevadas tasas de interés y altos precios de los productos básicos, han estado inestables nuevamente en las últimas semanas.
Las caídas de las divisas, especialmente cuando Estados Unidos y otras economías desarrolladas están elevando sus propias tasas de interés, son un camino clásico hacia los precios desbocados en Latinoamérica. Eso les da a los banqueros centrales otro incentivo para mantener una política restrictiva y, tal vez, para usar también otras herramientas.
Entre las principales monedas de América Latina, el real brasileño es la moneda que más se ha apreciado frente al dólar en lo que va del año, poco más del 8%.
El peso mexicano, por su parte, muestra una apreciación de poco más de 3% frente a la divisa estadounidense, a la par del sol peruano, que ha avanzado casi 4% en el mismo periodo.
Al otro lado de la acera está el peso argentino, divisa que registra la mayor depreciación frente al dólar, un 24% en lo que va del año.
El pasado jueves, los bancos centrales de México y Perú anunciaron lo que fueron sus alzas consecutivas número 10 y 13 de sus tasas de interés, respectivamente. Los pronosticadores no creen que ninguno de ellos haya terminado todavía.
“Existe la posibilidad de que muchos tengan que esperar hasta el 2024 para reducir las tasas”, dice Gabriel Casillas, jefe de economía para América Latina de Barclays Plc. Los economistas encuestados por Bloomberg sugieren que la relajación podría comenzar un poco antes, pero no antes de la segunda mitad del próximo año.